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Ramón J. Sender

La identidad del escritor en su eterna búsqueda

Chalamera, 1901 – San Diego, 1982

El mejor novelista aragonés del siglo XX vivió sus primeros años a orillas del Cinca, en Chalamera y Alcolea (de este último pueblo eran sus padres, la maestra Andrea Garcés y José Sender, secretario de ayuntamiento). Los destinos profesionales del padre determinaron la itinerancia de la familia. Cuando, en un acto de desafío a la autoridad paterna, el Ramón de diecisiete años marchó a Madrid a conocer la bohemia, ya había vivido en Tauste (donde encontró su primer y candoroso amor en Valentina, hija del notario), Reus (interno en un colegio de frailes), Zaragoza y Alcañiz (donde terminó el bachillerato tras haber sido expulsado del instituto de Zaragoza, y trabajó como mancebo de botica).

Vida

En Madrid estaba, viviendo a salto de mata, matriculado en Filosofía y Letras, escribiendo textos para prensa de la capital (en tiempos de adolescente ya había publicado relatos en el diario zaragozano La Crónica de Aragón), empezando a simpatizar con ideas anarquistas… cuando su padre le obligó legalmente a volver (todavía era menor de edad) y, haciendo uso de influencias, le puso al frente del diario oscense La Tierra, tribuna de los agricultores y ganaderos altoaragoneses. Con veintiún años fue llamado a filas y pasó tres años en Marruecos, de donde volvería para trabajar en la redacción del diario madrileño El Sol y emprender otras colaboraciones periodísticas, con la lucha obrera y la contestación a la dictadura de Primo de Rivera ocupando un lugar importante.

Las experiencias de la Guerra de África le marcarían tanto que las trasladó a su primera novela, Imán (1930). Durante la República, al tiempo que iba mudando del anarquismo al comunismo, se fue haciendo un nombre en el panorama literario y periodístico, con una amplia producción en la que destacan Orden Público, Siete domingos rojos (que reeescribiría en 1974 como Las tres sorores), Viaje a la aldea del crimen (sobre los sucesos de Casas Viejas) y Mister Witt en el cantón, con la que ganó el Premio Nacional de Literatura en 1936.

Obra

La Guerra Civil supuso una tragedia familiar para Sender. En la zona dominada por los insurgentes, su hermano Manuel (que había sido alcalde de Huesca) fue asesinado y lo mismo sucedió en Zamora a su mujer, Amparo Barayón. Él combatió en la guerra, tuvo serias diferencias (auténtica hostilidad) con el comunismo soviético representado por Enrique Líster, se casó con la joven vasca Elisabeth de Altube, con la que tuvo un hijo, Manuel… Tras recuperar con la mediación de Cruz Roja a Ramón y Andrea (los dos niños tenidos con Amparo), marchó con ellos a América: encomendó el cuidado de sus hijos a un matrimonio neoyorkino y se instaló en México, donde fundó la editorial Quetzal. En estos primeros años de exilio publica novelas tan significativas como El lugar de un hombre o Epitalamio del prieto Trinidad.

Crónica del Alba

En 1942 empezó a dar rienda a sus recuerdos de niñez y juventud y a sus ensoñaciones en Crónica del Alba(una serie de nueve libros que cerraría en 1966). Ese mismo año regresó a Estados Unidos con una beca Guggenheim y alcanzó estabilidad profesional y económica colaborando en proyectos de investigación de la Universidad de Nuevo México e impartiendo clases en Denver, Harvard y Nueva York. Casado con Florence Hill (con la que tendrá dos hijos más y de la que se divorciará en 1963), en 1947 (año en que publica El rey y la reina) consigue la cátedra de Literatura Española en la Universidad de Nuevo México en Alburquerque. Ahí tuvo como alumna a Lucia Berlin, la escritora que se haría famosa en 2015 once años después de su muerte, cuando la recopilación de relatos Manual para mujeres de la limpieza, aclamada por la crítica, encabezase las listas de los libros más vendidos en todo el mundo.

Nacionalizado estadounidense, en la década de 1950, en plena caza de brujas impulsada por el senador McCarthy, se vio forzado a suscribir un manifiesto anticomunista para conservar su empleo. En esos años destacan títulos como El verdugo afable, Los cinco libros de Ariadna o Bizancio, a los que seguirán otros muchos, entre los que podemos destacar La tesis de Nancy (que tendría varias secuelas), Carolus Rex, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, El bandido adolescente, Tres novelas teresianas, Criaturas saturnianas y libros de relatos como La llave y otras narraciones, Las gallinas de Cervantes y otros cuentos o Relatos fronterizos. También reescribe y actualiza algunas de sus obras y mantiene una intensa correspondencia con la escritora Carmen Laforet.

Entre 1965 y 1971 da clases en la Universidad del Sur de California en San Diego y su obra empieza a ser difundida en España. Obtiene el premio Planeta en 1969 (con En la vida de Ignacio Morell), el mismo año en que la amnistía decretada por la dictadura le permite viajar a España. Visitará Aragón en más una ocasión (Zaragoza, Huesca, Chalamera…) y su nombre sonará en algún momento como posible candidato al Premio Nobel de Literatura.

Con problemas de asma, estaba tramitando la recuperación de su nacionalidad española cuando un infarto acabó con su vida en San Diego el 16 de enero de 1982. Antes de ello había tenido ocasión de ordenar sus recuerdos y recuperar sus raíces en los dos volúmenes de Solanar y lucernario aragonés (recopilación de artículos suyos en Heraldo de Aragón, diario que, al igual que Aragón Exprés, publicó colaboraciones suyas) y la novela con tintes autobiográficos Monte Odina. Sus cenizas fueron arrojadas al Pacífico, como él había pedido. Un final, seguramente, apropiado para quien había llevado una vida agitada, en una continua búsqueda de sí mismo y de un lugar en el mundo.

Referencias

  • Javier Barreiro (2010): “Ramón J. Sender”, en Diccionario de escritores aragoneses contemporáneos(1021-1036). Zaragoza, DPZ. Reproducido en https://javierbarreiro.wordpress.com/2011/09/17/ramon-jose-sender/
  • José Luis Cano (2001): Sender y sus criaturas. Zaragoza, Xordica.
  • Francisco Carrasquer (2001): Sender en su siglo. Antología de textos críticos sobre Ramón J. Sender(ed. de Javier Barreiro). Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses.
  • Antón Castro (1993): “La patria interrumpida de Ramón J. Sender”, en Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados (218-223). Zaragoza, Gobierno de Aragón.
  • José Domingo Dueñas (editor) (2001): Sender y su tiempo. Crónica de un siglo. Actas del II Congreso sobre Ramón J. Sender. Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses.
  • Jesús Vived (2002): Ramón J. Sender. Biografía. Madrid, Páginas de Espuma.
  • Gran Enciclopedia Aragonesa on line: http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=11669
  • Centro Virtual Cervantes. Exposición “El lugar de Sender”: https://cvc.cervantes.es/actcult/sender/

Actividades didácticas

Una obra ingente

Busca el significado de la palabra “ingente” y algunos sinónimos.

El Diccionario de la Academia es muy escueto. Define el término, simplemente, como “muy grande”. Wordreference es más generoso en cuanto a sinónimos: colosal, monumental, enorme, inmenso, descomunal, grandioso, gigantesco, titánico.

Desde su niñez, Sender había sentido la imperiosa necesidad de escribir para “entender y entenderse o, cuando menos, para paliar la perplejidad de vivir, empujado por una obsesión de la que hay que librarse” (así lo explica José Domingo Dueñas). Su obra es eso, ingente: sesenta novelas, cincuenta y nueve libros de relatos, catorce colecciones de poemas, trece obras teatrales, treinta libros de ensayos o de recopilaciones de artículos y miles de columnas periodísticas en multitud de cabeceras.

¿Por qué crees que la escritura es tan importante para muchas personas? ¿Es importante para ti? ¿Por un casual te gusta recoger reflexiones, recuerdos, pensamientos, o contar tus experiencias en algún escrito? ¿Te gusta imaginar historias y contarlas? Si no lo haces, ¿no te parece que podría estar bien intentarlo? Es algo muy personal, pero tal vez te apetezca poner en común alguna breve composición, una redacción sobre un tema concreto…

La patria es la infancia

Esa frase lo dijo un poeta austriaco, Rainer María Rilke, hace más de cien años. No somos quiénes para ponernos en la cabeza de un escritor, y menos de una personalidad tan compleja y contradictoria como la de Ramón J. Sender, pero el hecho de que empezase a publicar Crónica del alba, su autobiografía novelada (“memorias apócrifas”, la llaman otros) en 1942… ¿no te resulta llamativo? ¿Qué había sucedido en los últimos años en su vida? ¿Seguía viviendo en el mismo país, tenía la misma familia que tan solo seis años antes, en 1936?

Como consecuencia de la Guerra Civil, Sender perdió a su mujer, llevó una existencia familiar azarosa, se desencantó de ideologías que le habían seducido, perdió las raíces al verse obligado a exiliarse…

De algún modo, Crónica del alba es una especie de terapia: al novelar su infancia, adolescencia y primera juventud (concentradas especialmente en las cuatro primeras novelas de la serie Crónica del alba, Hipógrifo violento, La Quinta Julieta y El mancebo y los héroes), intenta recuperar esa patria que ha perdido: al no poder volver a España, a Aragón… se reconoce a sí mismo, se reencuentra a través de esos primeros años de vida. Al hablar de este escritor, Antón Castro habla de “la infancia rural como paraíso perdido”. En otros libros posteriores se adentra en épocas más tormentosas, la guerra, etc., y lo hará de una forma más desencajada, con metáforas muy complejas, pero los primeros libros reflejan una cierta inocencia, aunque con mucha ironía y retranca.

Lee este párrafo de Crónica del alba:

Al cumplir diez años creí haber entrado en la época de las responsabilidades. Me alejé un poco de las peleas callejeras, de las luchas de grupos. Yo tenía el mío en la aldea. Ocho o diez chicos que combatían a mis órdenes. El grupo contrario más encarnizado lo mandaba el Colaso y su más terrible afiliado era Carrasco, que vivía en la casa al lado de la mía. Hacía, sin embargo, tres meses que yo no veía a ninguno de los dos. Este cambio obedecía a mi iniciación en la vida de es­tudiante y a que mi familia me dificultaba cada día más mi vida privada. Había que estudiar y ya no se trataba de la escuela primaria sino de graves profesores que vivían en la capital y a quienes habría que presentarse para que establecieran mi capacidad en materias tan arduas como la geometría, la historia y el latín.

 

¿Qué te sugiere? Parece explicar el paso de una etapa a otra. ¿Te resulta familiar?

En este primer libro de la serie Crónica del alba (el que lleva el mismo título), Sender también proyectará la difícil relación con su padre, hombre recto y severo, que quería que estudiase Derecho y despreciaba su atracción por la poesía. Mucho más tarde, el escritor recordaría: “Mi padre creía que era una desgracia que un hijo escribiera poesía, pero mi madre a espaldas de él me pedía que le leyera mis versos tan torpes o mis novelas o comedias. Yo escribía todo eso. Mi madre me escuchaba y me decía: «Nunca he oído nada más hermoso»”.

En esta novela, el autor nos pone sobre la pista de un niño inquieto, impulsivo, con madera de líder y un punto de rebeldía. Algún crítico ha llegado a calificar ese  libro como una especie de “Tom Sawyer a la aragonesa”.

¿Has oído hablar de Tom Sawyer, te suena de algo ese libro? Sea como sea, busca información sobre el mismo: ¿quién es su autor? ¿Dónde y cuándo se desarrolla la acción? ¿Cómo es el protagonista, qué cualidades tiene? Busca la sinopsis de su argumento o, por qué no, podrías leerlo.

Si a ello sumas la lectura del primer Crónica del alba… o como mínimo de su sinopsis, seguro que puedes establecer algunas similitudes: el enamoramiento infantil, las rivalidades, la aventura, las picardías, la exploración en una cueva, los tesoros… la imaginación, en suma.

Sender en el cine, en el teatro… y hasta en la música

Precisamente, Crónica del alba conoció una adaptación al cine. Fue poco después de la muerte del escritor. Se trata de la película Valentina, dirigida por Antonio Betancor en 1983, y protagonizada por Anthony Quinn, Jorge Sanz y Paloma Gómez. Televisión Española intervino en su producción, y por ello ha sido emitida varias veces en el canal público.

Forma parte de un programa de TVE, “Versión Española”, emitido en diciembre de 2012.

Además de esta sugerencia relacionada, podría realizarse un visionado colectivo de la película en el aula.

Valentina tuvo una continuación en 1984, con la película 1919, que interpreta el argumento de El mancebo y los héroes (cuarta novela de la serie). Se inserta en una época convulsa (levantamientos obreros, represión…) en la Zaragoza de 1919.

Aunque se cambian nombres y fechas, algunas de las cosas que se cuentan en 1919 tienen relación con hechos históricos reales: el levantamiento del cuartel del Carmen en Zaragoza (enero de 1920). Busca información sobre ese acontecimiento: ¿qué pasó?, ¿quién lo motivó?, ¿en qué contexto se produjo?

Anteriormente a las dos películas que hemos comentado, se habían dado algunas adaptaciones de obras de Sender a piezas dramáticas para la televisión y capítulos de series. Y después de ellas se estrenaron:

  • Réquiem por un campesino español (1985), dirigida por Francesc Betriu.
  • El rey y la reina (1985) de José Antonio Páramo.
  • Las gallinas de Cervantes (1987), de Alfredo Castellón.

Además, otros directores han encontrado en obras de Sender piezas fundamentales para acometer determinados trabajos cinematográficos, como Pilar Miró (El crimen de Cuenca, 1979) o Carlos Saura (El Dorado, 1988) a partir de las novelas El lugar de un hombre y La aventura equinoccial de Lope de Aguirre.

Estas cuestiones, y otras, se abordan en Ramón J. Sender y el cine, libro coordinado en 2001 por Alberto Sánchez y Lázaro Alexis al hilo del Festival de Cine de Huesca, en el que Carmen Peña y Jesús Ferrer repasan las adaptaciones de obras de Sender al séptimo arte.

Entre las razones para que Sender haya sido un autor tan adaptado, Francisco Carrasquer apunta su “carencia de retórica, la linealidad de la acción, la movilidad extrema de su estilo y la configuración dramática de algunas de sus narraciones”. La relación argumental de esas obras con las primeras décadas del siglo XX o con la guerra civil ayudan a rehabilitar la memoria visual de una parte de la historia de España.

Participando de esos valores narrativos, y con una relación muy intensa con momentos históricos trascendentales del siglo XX (en concreto la República y la guerra), Réquiem por un campesino español viene siendo una novela muy popular.

Entre otras cosas, ha inspirado una obra de teatro a cargo de la compañía aragonesa Teatro Che y Moche, que la estrenó en 2021.

También el grupo aragonés de música folk-rock Ixo Rai! tituló “Paco el del molino” (protagonista del Réquiem…) a uno de los temas de su disco Entalto (1999).

Una vida del siglo XX. De Marruecos…

Sender nace casi con el siglo y vive intensamente sus contradicciones, los momentos de revolución y cambio, el conflicto, el exilio, las luchas de ideas, etcétera. Una experiencia fundamental fue su servicio militar en Marruecos entre 1923 y 1925. Testigo de escenas de injusticia y corrupción, volverá de ahí con sus ideas de izquierda fuertemente consolidadas y con un bagaje de experiencias que trasladará a Imán (1930), la novela con la que se hará un hueco en el panorama literario.

Documéntate: ¿Qué pasaba en Marruecos en esos años? ¿Por qué tenía España dispuesto ahí su dominio? ¿Qué otros países europeos estaban presentes en el norte de África? ¿Quiénes iban a la guerra habitualmente? ¿Qué eran los “soldados de cuota”? Busca información sobre el desastre de Annual, sobre Abd-el-Krim y sobre el desembarco de Alhucemas.

… al exilio. El destierro de Sender y otros escritores aragoneses

Exilio es sinónimo de destierro (“perder la tierra”) y “expatriación” (“quedarse sin patria”). Además de Sender, otros escritores aragoneses debieron marcharse de España por su compromiso con la República derrotada en 1939. Te presentamos aquí a dos de ellos, y a otro que se marchó más tarde pero por razones similares.

Completa los huecos que dejamos en la información sobre ellos:

    1. Benjamín Jarnés nació en …(a)… en el pueblo de …(b)… (en la comarca de Belchite): narrador, ensayista y crítico literario próximo a la Generación del 27, su obra más conocida es El profesor inútil (1926). Se exilió a …(c)…, de donde volvió muy enfermo para morir en 1949.
    2. El nombre real de José Ramón Arana era …(a)…, había nacido en Garrapinillos en 1905. Tuvo un papel muy destacado en el Consejo de Aragón durante la …(b)…. Se expatrió en México, donde dirigió la revista Aragón. Su obra más importante es el libro de cuentos …(c)… cuya primera edición es de 1950. Volvió del exilio y murió en 1973. está enterrado en …(d)…, el pueblo de su familia.
    3. Ildefonso Manuel Gil, era natural de …(a)… (1912) y murió en Zaragoza en …(b)…. Fue poeta, narrador y traductor. Tras la guerra, sufrió persecución por el régimen, pero aguantó hasta su marcha a …(c)… en la década de 1960. Volvió en …(d)… y estuvo muy comprometido en la vida cultural aragonesa.
Soluciones: 1: 1888 – Codo – El profesor inútil – México / 2: José Ruiz Borau – Guerra Civil – El cura de Almuniaced – Monegrillo / 3: Paniza – 2003 – Estados Unidos – 1983

Recomendamos el libro Aragón desgajado: los exilios republicanos de 1939, coordinado por Alberto Sabio, y editado por el Instituto de Estudios Altoaragoneses y la editorial Doce Robles en 2020, recogiendo las aportaciones a unas jornadas de estudio celebradas en Huesca.

Sender y su legado

El Instituto de Estudios Altoaragoneses dedica una especial atención al gran escritor de Chalamera. Su Centro de Estudios Ramón J. Sender ofrece información e investigación sobre el escritor, cuenta con una completa biblioteca y una red de especialistas, publica ediciones críticas de títulos de este autor y estudios y monografías sobre su obra, y organiza congresos, jornadas, conferencias y otras actividades. En la planta baja de la sede del Instituto en Huesca hay una exposición permanente de libros, fotos, óleos, cartas, manuscritos y objetos personales del escritor.

Como dice, José-Carlos Mainer, Sender “se vio desposeído de todo: territorio, afectos, idioma. Apenas le quedó otra cosa que el recuerdo de la infancia y la nostalgia de los héroes solitarios: su obra es una completa galería de ellos. De santos, de héroes y de poetas… pero también de perseguidos, de culpables, de falsos inocentes y de falsos malvados, de suicidas…”. Para Antón Castro, en el fondo, siempre intentaba hacer lo mismo: “dejar constancia de su preocupación por el hombre y sus pulsiones, por la intensidad de las fuerzas primitivas y la urdimbre oculta de los sueños, del destino y de la memoria”.

Sender y sus criaturas

Descarga desde este enlace el PDF de la publicación editada por la editorial Xordica con el patrocinio de la Obra Social de Ibercaja.

Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados

Descarga desde este enlace el PDF de la publicación Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados, de Antón Castro y José Luis Cano, editada por el Gobierno de Aragón en 1993.

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