Joaquín Costa
El hombre cumbre, el genio sencillo
Monzón, 1846 – Graus, 1911
Joaquín Costa nació en el seno de una familia campesina que pronto se trasladaría a Graus. A su padre le llamaban “El Cid” y, a falta de riquezas, atesoraba condiciones de buen juicio y sabiduría popular. Mayor de once hermanos, Joaquín era un niño melancólico y poco dado a juegos, pero de curiosidad e inteligencia vivas y con un tremendo afán por la lectura. El campo no era lo suyo, y fue mandado a Huesca como criado de un pariente rico. No rehuyó el trabajo manual, de cochero, jabonero y albañil, pero tampoco el estudio: en el Instituto General y Técnico se preparaba para maestro y agrimensor, y daba clases de latín, castellano, aritmética y dibujo.
Vida
En 1867 consiguió una plaza para asistir como operario a la Exposición Internacional de París. El trabajo le permitió respirar el aire de Europa y la modernidad, escribir sus impresiones, meticuloso como era (de ahí saldría su primer libro, Ideas apuntadas en la Exposición Universal del 1867 para España y para Huesca), e incluso copiar los planos de un nuevo artilugio: un velocípedo. Parece que esos dibujos llegaron a Huesca y el herrero Mariano Catalán construyó ahí la primera bicicleta de España.
A su regreso, se instala en Madrid, obtiene el Bachiller y se matricula en asignaturas de Derecho y Filosofía y Letras. Ejerce como maestro y escribe artículos y traducciones para ganarse la vida, con enormes estrecheces: se saca las dos carreras en cuatro años pero deberá esperar a reunir el dinero para poder pagar los títulos y doctorarse. Progresista y librepensador, se acerca al krausismo y a los proyectos de Francisco Giner de los Ríos. Eso le saldrá caro: el aire político dominante desde 1876 es conservador, otros candidatos con menos méritos tendrán preferencia, ya sea en el premio extraordinario de Filosofía y Letras (donde venció su competidor Marcelino Menéndez Pelayo) o en la oposición a cátedras y a otras plazas académicas.
Obra
Sus ideas también serán un obstáculo cuando, instalado en Huesca como oficial letrado, sufra el rechazo de la familia de la mujer a la que amaba (el padre, tradicionalista, no le quería por republicano; la madre no le quería por pobre). De nuevo en Madrid, trabaja como abogado, es profesor de la Institución Libre de Enseñanza, cuyo Boletín dirige. Recomienda las excursiones y las clases prácticas, el contacto con la naturaleza y la educación física; defiende las misiones pedagógicas y la necesidad de becas para estudiar en el extranjero…
Estudioso y trabajador hasta la extenuación, escribe sin descanso, participa en congresos, imparte conferencias sobre derecho, agricultura o aranceles. Mantiene relaciones con Isabel Palacín, con quien tiene una hija, Pilar Antígone, en 1883, pero no llegarán a formar familia. Durante unos años dirige la Revista de Geografía Colonial y Mercantil. Aprueba las oposiciones a notario y monta despacho en Granada, primero, y en Jaén después. Más tarde vuelve a Graus, organiza la Liga de Contribuyentes de Ribagorza (futura Cámara Agrícola del Alto Aragón), y se presenta a elecciones municipales sin éxito. En 1894 vuelve a Madrid como notario. Le toca lidiar con los turbios manejos del poder en relación con un pleito con la Iglesia por una propiedad en el municipio manchego de La Solana. Su implicación en ese pleito le desgasta mucho.
Graus
Costa denuncia la política colonial, la poca inversión en educación, la injusticia… aboga por una política hidráulica que ayude a mejorar la economía. Piensa mucho en España, pero también en Aragón. Su voz tronante y poderosa contrasta con sus males físicos (una distrofia muscular que le aqueja desde joven y que le atormenta cada vez más). Habla mucho en el Ateneo y en otros foros, se convierte en un hombre público y, en tiempos de crisis, decide pasar a la acción política: apelando a las “clases neutras”, suma fuerzas con otros (Santiago Alba y Basilio Paraíso) para hacer de la Unión Nacional un partido, pero fracasará en el intento por falta de apoyos.
A través de una amplia encuesta entre importantes sectores de la política y la cultura, publica Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España, donde desvela claves importantes de su pensamiento.
Se acercó a Unión Republicana, partido por el que fue elegido diputado en 1903. Pero la enfermedad le iba minando. En 1905 vuelve a Graus, a su casa, de donde ya no saldrá salvo para breves intervenciones públicas (por ejemplo, contra la Ley de Terrorismo del gobierno de Maura o en la Asamblea Municipalista de Zaragoza). Escribe mucho en prensa, recibe a amigos como Manuel Bescós y a activistas ribagorzanos; rehúsa recibir a políticos interesados que le hacen la pelota o buscan su respaldo.
El 8 de febrero de 1911, Costa deja de respirar. Él quería ser enterrado cerca de su casa, pero se decidió trasladarle al Panteón de Hombres Ilustres de Madrid. De Graus a Barbastro, la gente salía a la carretera para rendirle homenaje. En esta ciudad lo subieron al tren pero, al llegar a Zaragoza, cientos de personas se plantaron en la estación del Arrabal para no dejarle pasar. El Gobierno vio la ocasión de evitar manifestaciones republicanas en la capital, y permitió que Costa se quedase en Aragón. Fue enterrado en el zaragozano cementerio de Torrero. Un mausoleo con forma de templo sigue recordándole.
Referencias
- J. G. Cheyne (2011): Joaquín Costa, el gran desconocido. Barcelona, Ariel (1ª ed., 1972).
- Eloy Fernández Clemente (1989): Estudios sobre Joaquín Costa. Zaragoza, Universidad.
- José Luis Cano (2011): Joaquín Costa, el pundonoroso. Zaragoza, Xordica.
- Antón Castro (1993): “Joaquín Costa. El jabato en la niebla”, en Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados (150-155). Zaragoza: Gobierno de Aragón.
- Gran Enciclopedia Aragonesa on line: http://www.enciclopedia-aragonesa.com/monograficos/biografias/joaquin_costa/default.asp
- Diccionario Biográfico Español, Real Academia de Historia: https://dbe.rah.es/biografias/5207/joaquin-costa-martinez
- AA. (2011): Joaquín Costa. El fabricante de ideas. Zaragoza: Gobierno de Aragón.
- AA. (2011): Joaquín Costa. el sueño de un país imposible. Una visión desde el siglo XXI del pensador aragonés. Zaragoza, Heraldo de Aragón.
Actividades didácticas
Busca el significado de algunas palabras que aparecen en la biografía: agrimensor, krausismo, aranceles, caciquismo, clases neutras.
El tiempo histórico. El caciquismo
Los primeros veinte años de la vida de Joaquín Costa coinciden con la monarquía de Isabel II, formalmente “liberal”, apoyada en la burguesía, y muy marcada por el autoritarismo y la corrupción, que desembocarán en su destronamiento. En su paso de la juventud a la madurez, Costa asiste a los años del Sexenio Democrático (1868-1874), con el reinado de Amadeo de Saboya y la Primera República, cuyos innumerables obstáculos conducirán al fracaso.
A partir de entonces vivirá bajo la Restauración borbónica en la persona de Alfonso XII, la regencia de su viuda, María Cristina de Habsburgo, y los primeros años del reinado de Alfonso XIII. La Constitución de 1876 cobija un sistema parlamentario dominado por el turno en el gobierno entre liberales y conservadores, con elecciones dirigidas desde el poder y un peso decisivo de las clases propietarias (terratenientes y financieros, especialmente), que extienden su dominio a todos los rincones del país a través de diferentes redes de dependencia y favores compartidos (“clientelismo”). En esas redes son pieza fundamental los caciques (personas con influencia local, comarcal o provincial), sin olvidar a los gobernadores civiles de las diferentes provincias como enlace entre esas redes locales y el gobierno central.
Esta es la sinopsis de ese libro:
El caciquismo no comenzó en tiempos regeneracionistas, pero fue entonces cuando se acuñó como uno de los “males de la patria” que aquejaban a la España del momento, con un imperio derrotado y su futuro puesto en duda. Hoy, es probable que algunas de las formas bufas del caciquismo —adulteraciones de censos, pucherazos, compras de votos, votos de muertos, “partidas de la porra”— nos hagan sonreír y concluir que aquellos tiempos y modos ya pasaron. ¿Es el caciquismo una mera antigualla? La respuesta solo es posible con la visión de largo plazo que nos aporta este libro, cuyo propósito es descubrir tendencias en la evolución histórica del fenómeno. Carmelo Romero va trazando con precisión e ironía esas “geografías de la influencia” que se complementan con abundante material gráfico de los entramados familiares y de poder de cada momento histórico. Sin duda, el contexto actual ha variado sustantivamente: los políticos se encuentran hoy con otros desafíos y ya no pueden contar con la sumisión de los votantes. Estrategias más sutiles (propaganda electoral, listas cerradas, dominio de los aparatos de los partidos…) son algunas de las manifestaciones presentes del prolífico sistema clientelar.
Joaquín Costa denunciará esas prácticas caciquiles, que considera incompatibles con un país serio y europeo. Leamos este fragmento de Oligarquía y caciquismo (1901):
[Sobre los factores que integran la forma de gobierno] Estos componentes exteriores son tres: l ° Los oligarcas (los llamados primates), prohombres o notables de cada bando, que forman su «plana mayor», residentes ordinariamente en el centro; 2° Los caciques, de primero, segundo o ulterior grado, diseminados por el territorio; 3° El gobernador civil que les sirve de órgano de comunicación y de instrumento. A esto se reduce fundamentalmente todo el artificio bajo cuya pesadumbre gime rendida y postrada la nación.
Oligarcas y caciques constituyen lo que solemos denominar clase directora o gobernante, distribuida y encasillada en partidos. Pero aunque se lo llamemos, no lo es; si lo fuese, formaría parte integrante de la nación, sería orgánica representante de ella, y no es sino un cuerpo extraño, como pudiera serlo una facción de extranjeros apoderados por la fuerza de ministerios, capitanías, telégrafos, ferrocarriles, baterías y fortalezas para imponer tributos y cobrarlos
En las elecciones (…), no es el pueblo, sino las clases conservadoras y gobernantes, quienes falsifican el sufragio y corrompen el sistema, abusando de su posición, de su riqueza, de los resortes de la autoridad y del poder que, para dirigir desde él a las masas, les había sido entregado».
¿Crees que Costa critica el caciquismo, simplemente de forma puntual, como malas prácticas? ¿O tal vez se entiende esa crítica como algo más amplio, que afecta al sistema político? En este párrafo no lo dice abiertamente, pero ¿piensas que podría apuntar también a causas más profundas? ¿Tal vez la crítica de Costa es más integral, por ejemplo, señalando la educación como un elemento básico? Busca otros textos de Costa en los que haga referencia a ese asunto (dentro de las referencias que hemos dado, puedes encontrar pistas). ¿Crees que un país más culto, con ciudadanos más formados y mejor informados, es igual de manipulable que un país con altos índices de analfabetismo y con menos participación?
Una pista a esos interrogantes, en una de las frases de Costa: “Hacer libre al pueblo español, elevar su cultura a través de la educación y crear una disciplina social que a todos obligue y a todos alcance”.
La crisis de fin de siglo y los regeneracionistas
Durante los años de la Restauración hubo avances gracias a cierto aperturismo, con leyes más permisivas y la llegada del sufragio universal (eso sí: solo masculino). Pero los últimos años del siglo XIX estuvieron marcados por una fuerte crisis económica (muy acentuada en España por no haberse modernizado sus estructuras productivas) y política. El movimiento obrero, los regionalismos y nacionalismos periféricos… desafiaban también a ese sistema que se había mostrado poco eficaz. El momento crucial fue la derrota en la guerra que enfrentó a España con Estados Unidos y conllevó la pérdida de las colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico, Filipinas…). El llamado Desastre de 1898 fue una bofetada de realidad que trajo consigo una crisis moral.
La Generación del 98 fue la expresión cultural y literaria de un replanteamiento de esquemas… y en ese contexto de crisis toma forma el regeneracionismo, del que Joaquín Costa es considerado el principal representante.
Busca en el Diccionario de la Real Academia el término “regeneracionismo”. Verás que hay dos acepciones: a la “histórica” que se emplaza en la época de Costa (finales del siglo XIX), precede una definición más general, que puede valer para cualquier época. De hecho, de vez en cuando ese término se sigue utilizando en discursos políticos muy diferentes entre sí. ¿Por qué crees que se utilizan tanto? ¿Irá relacionado con la necesidad de “cambiar” a la que frecuentemente se alude, por ejemplo, ante elecciones, o en debates parlamentarios? ¿Solo se habla de “regenerar” cuando se intenta criticar al contrario? ¿Crees que “regeneracionismo” es un término solamente político, o tiene más proyección?
El regeneracionismo no es una ideología uniforme (quizá por eso fracasó el intento de Costa de convertirlo en un partido). Es más bien una actitud crítica ante una realidad que se pretende cambiar. Bajo el paraguas de la “regeneración” caben muchas posiciones, de izquierdas y de derechas. Es un término transversal. El regeneracionismo tiene un sentido histórico pero también hay fórmulas y discursos que apelan a “regenerar” en otras épocas.
Regeneracionistas aragoneses
Volvamos al tiempo de Costa: al paso del siglo XIX al XX. Se ha llegado a considerar “regeneracionistas” a intelectuales y gentes de ciencia que desde sus parcelas de conocimiento, intentaron contribuir a una mejora de las condiciones del país, sacarlo del atraso. Entre los aragoneses, el insigne neurocientífico Santiago Ramón y Cajal, el pediatra de talla internacional Andrés Martínez Vargas o el antropólogo Rafael Salillas han sido llamados regeneracionistas, entre otros muchos (también escritores, historiadores…). Desde su excelencia profesional se preocuparon por mantener un compromiso público, opinaron, se manifestaron… pero hubo otros que intervinieron de forma más consciente mediante proyectos abiertamente regeneracionistas y con afanes claramente ligados al territorio.
Busca información sobre estos personajes y relaciona ambas columnas
1.- Lucas Mallada a- Promotor de la Exposición Hispano-Francesa
2.- Basilio Paraíso b- Figura de la renovación pedagógica
3.- Santiago Vidiella c- Autor de Los males de la Patria
4.- Domingo Gascón y Guimbao d- Fundó el Boletín de Historia y Geografía del Bajo Aragón
5.- Miguel Sánchez de Castro e- Estudioso, director de la Miscelánea Turolense
Soluciones: 1-c; 2-a; 3-d; 4-e; 5-b
Costa y Aragón
Aunque su vida, su trayectoria profesional y sus campos de estudio sobrepasan ampliamente el marco de su lugar de nacimiento, Joaquín Costa siempre trasladó muchas de sus inquietudes intelectuales y sentimentales a Aragón.
Dentro de su dedicación profesional como jurista, Costa prestó mucha atención al derecho foral aragonés, concibiéndolo como algo muy ligado a la libertad civil, a la costumbre (lo “consuetudinario”) y a los fueros. Mantiene que “Aragón se define por el derecho”, como seña de identidad y como aportación singular al resto del mundo. Muestra de su compromiso en este sentido fue su implicación en el Congreso de Jusrisconsultos Aragoneses, cuyas actas coordinó.
La tierra y el agua también fueron una pieza fundamental para quien, por su experiencia y sus vínculos familiares, sabía perfectamente de la dureza de la vida del campesinado. Abogó por la modernización de estructuras agrarias, por reformas en la propiedad y fórmulas colectivistas, por la mecanización del trabajo agrícola, por la diversificación a través de pequeñas industrias, las enseñanzas agronómicas, la experimentación, los abonos y nuevos cultivos… y la ampliación de regadíos. Todo ello incidiría en unas mejores condiciones de vida, en las que la educación y la cultura también intervendrían. Además, eso permitiría al campesino liberarse de la dependencia de caciques y de esa servidumbre.
Completa estas frases, relacionadas con proyectos impulsados por Joaquín Costa:
La Liga de ………………….. de Ribagorza se llamó posteriormente Cámara Agrícola del Alto ………….….
En 1899 se reunió en ……………… la Asamblea Nacional de Cámaras de …………….., a partir de la cual se creará la ………….. Nacional de Productores.
Costa propuso diferentes obras hidráulicas, de las que salió adelante el ………… de Aragón y Cataluña. Tras su muerte surgirá el Proyecto de …………. del Alto Aragón, y años después, en 1926 inspirándose en su mensaje, nacerá la Confederación …………….. del Ebro.
Palabras ocultas por este orden: 1: Contribuyentes – Aragón; 2: Zaragoza – Comercio – Liga; 3: Canal – Riegos – Hidrográfica
Para Costa, el río Ebro era “cuna y centro de la nacionalidad aragonesa, maestra de España en cuestiones sociales”. El compromiso y el amor por su tierra y mensajes de este tipo, han contribuido a forjar una imagen de Joaquín Costa como máximo representante del aragonesismo. Se han trazado paralelismos entre la imagen de Costa, abrupta y firme, y la dureza de la tierra aragonesa, y se han trasladado muchas metáforas sobre él, como ejemplifica el epitafio que redactó su amigo Manuel Bescós y que puede leerse en el mausoleo que acoge sus restos:
Nuevo Moisés de una España en éxodo. Con la vara de su verbo inflamado alumbró la fuente de las aguas vivas en el desierto estéril. Concibió leyes para conducir su pueblo a la tierra prometida. No legisló.
Costa ha dejado mucho rastro después de su paso por este mundo. Lo amplio de su discurso, la complejidad de los temas que trató y sus propias contradicciones (que también las tuvo) han facilitado que, durante más de un siglo, todo tipo de ideologías se hayan apoyado, de forma más o menos descarada, en la figura y en el mensaje de Joaquín Costa, y que se le haya utilizado políticamente.
Además de condensarlo en una imagen, muchas veces también se ha reducido a Costa a algunas frases emblemáticas: Busca frases de Joaquín Costa y explica su significado.
Por ejemplo, «Escuela y despensa” (reclamando educación y mejora económica), “Doble llave al sepulcro del Cid” (pidiendo que no se malgasten recursos en aventuras militares), y muchas más…
Una obra monumental
Costa decía de sí mismo que era “un labriego forrado en intelectual”. Y de él dice Antón Castro que “su cabeza estaba tan llena de pensamientos y de ideas, que vivía con el corazón en vilo, encadenado a la tiranía de una inteligencia tan desordenada como audaz”. Joaquín Costa es descrito muchas veces como “polígrafo”. Eso significa que escribió mucho. Y de muchos temas, todo lo trató. Es pionero en muchas disciplinas de lo que hoy se llama Ciencias Sociales, desde el Derecho y la Economía hasta la Antropología o la Etnografía, pasando por la Ciencia Política, la Sociología, la Historia, la Geografía, la Pedagogía, la Lingüística… Y no se centró en ninguna de ellas. Dice Eloy Fernández Clemente que, si se hubiese dedicado en exclusiva a una o dos de esas materias, sería sin duda una figura de alcance mundial en las mismas.
La obra escrita de Joaquín Costa es ingente e inabarcable. Centenares de libros, artículos y discursos testimonian su intensa implicación investigadora, su continuo trabajo divulgador y su afán por transmitir conocimientos. Tras su muerte se hicieron reediciones y recopilaciones de sus textos que, con dudoso criterio muchas veces, crearon confusión.
Estas son sus principales obras (tan solo constituyen una parte de su producción escrita, pero permiten hacernos una idea del amplio espectro de temas por los que se interesó):
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- La vida del Derecho. Ensayo sobre el Derecho consuetudinario (1876)
- Organización política, civil y religiosa de los celtíberos (1879)
- Derecho consuetudinario del Alto Aragón (1880)
- Teoría del hecho jurídico individual y social (1880)
- Introducción a un tratado de política sacado textualmente de los refraneros, romanceros y gestas de la Península (1881)
- La libertad civil y el Congreso de Jurisconsultos Aragoneses (1883)
- Estudios jurídicos y políticos (1884)
- Poesía popular española y mitología y literatura celtohispanas (1888)
- Reorganización del notariado, del Registro de la Propiedad y de la Administración de Justicia (1890-93)
- Estudios ibéricos (1891-95)
- Colectivismo agrario en España (1897-98)
- Reconstitución y europeización de España: programa para un partido nacional (1900)
- Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España, (1901)
- Derecho consuetudinario y economía popular en España (1902)
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El mejor monumento: una escuela
Tras la muerte de Joaquín Costa, hubo muchas alabanzas (en ocasiones venían desde políticos y escritores que en vida no le habían hecho demasiado caso) y proyectos de monumentos. Busca en qué lugares de Aragón hay estatuas dedicadas a Joaquín Costa.
Por ejemplo: Zaragoza, Monzón, Tamarite, Graus
Pero muchos también decían: “Elevemos un monumento a Costa en nuestras conciencias”. Es decir, hagámosle justicia siguiendo y difundiendo sus enseñanzas, leyendo su obra… y haciéndole homenaje en un aspecto que para él fue trascendental: una pedagogía moderna y creativa, una educación práctica, sana y en libertad. El Grupo Escolar Costa se levantó en Zaragoza en 1929 tras una suscripción popular, y sintetizó en su momento los métodos pedagógicos más avanzados. Eso y la sensibilidad medioambiental condensada en iniciativas como la Fiesta del Árbol… constituyen los auténticos homenajes a Joaquín Costa. Al menos, los que más satisfecho le hubiesen dejado.
El legado material
El Instituto de Estudios Altoaragoneses (Diputación de Huesca) acoge el Centro de Estudios Joaquín Costa, heredero de la Fundación dedicada a su memoria. Este Centro edita la Revista Joaquín Costa (antes, Anales de la Fundación Joaquín Costa). La sede del IEA en la ciudad de Huesca también dedica unas dependencias de su sede al Espacio Costa.
Joaquín Costa, el pundonoroso
Descarga desde este enlace el PDF de la publicación editada por la editorial Xordica con el patrocinio de la Obra Social de Ibercaja.
Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados
Descarga desde este enlace el PDF de la publicación Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados, de Antón Castro y José Luis Cano, editada por el Gobierno de Aragón en 1993.
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