Baltasar Gracián
Moralista heterodoxo, pesimista activo
Belmonte de Gracián, 1601 – Tarazona, 1658
Hijo del médico Francisco Gracián y su segunda esposa Ángela Morales, el niño Baltasar vivió su infancia en Ateca y Calatayud, donde estudió letras; de ahí marcharía con un tío sacerdote a Toledo para avanzar en el estudio de la lógica y el latín. Tras pasar por el noviciado de los jesuitas en Tarragona, profundizó en Arte y Filosofía en Calatayud y en Teología en la Universidad de Zaragoza.
Cuando fue ordenado sacerdote en 1627, disponía de una sólida formación que le llevó a impartir Humanidades en Calatayud y más tarde en Valencia, Lérida y Gandía. Hombre de carácter difícil, la relación con sus compañeros valencianos distaba de ser buena. Instalado en Huesca en 1636, el erudito y mecenas Lastanosa patrocinó su primer libro, El Héroe: un tratado sobre la excelencia a partir de un ideal de conducta en pos de alcanzar la pureza.
Vida
En 1639 llega a Zaragoza como confesor del virrey de Aragón, a quien acompaña a Madrid. No se sintió cómodo en el ambiente literario de la corte, pero hizo gala de dotes de orador en sus predicaciones, publicó su obra El Político (en cierto modo una continuación de El Héroe, con un elogio a Fernando el Católico) y preparó los contenidos de Arte de ingenio, tratado de la agudeza (un tratado teórico sobre estética literaria barroca). Como casi todos sus libros, en lugar de su nombre constaba como autor un tal “Lorenzo Gracián infanzón”: de esta forma evitaba tener que pedir permiso a sus superiores en la orden.
Entre 1642 y 1644 fue vicerrector del Colegio de Tarragona, cayó enfermo y se recuperó en Valencia, donde preparó El Discreto. Esta guía sobre la elocuencia, la delicadeza y la seducción que cerraría un ciclo dedicado a describir un modelo de comportamiento virtuoso, sería publicada en Huesca, adonde volvió para impartir clases de Teología moral. Pese a algunas interrupciones para ejercer como capellán de las tropas destinadas a la guerra en Cataluña, en estos años se pudo dedicar más a la literatura: publicó Oráculo manual y arte de prudencia (una colección de aforismos que le procuró cierta fama) y la segunda versión de Agudeza y arte de ingenio.
Obra
En Zaragoza, donde había sido destinado como Maestro de Escritura, publica en 1651 la primera parte (En la primavera de la niñez y el estío de la juventud) de su novela filosófica y alegórica El Criticón. Al igual que todo lo que había escrito, lo hizo sin permiso de sus superiores jesuitas, que recibieron protestas formales, sin que ello impidiera que poco más tarde apareciese en Huesca la segunda parte de esa obra (Juiciosa cortesana filosofía en el otoño de la varonil edad). El escaso carácter doctrinal y el hecho de abordar cuestiones de filosofía moral desde una óptica profana… atrajo nuevos ataques y acusaciones.
Recriminado
Aunque la publicación de una obra canónica, El Comulgatorio (esta vez con su firma), pudo calmar un poco las aguas jesuíticas, la aparición de la tercera parte de El Criticón (En el invierno de la vejez) en 1657 provocó su definitiva caída en desgracia ante los rectores de la Compañía: recriminado públicamente, condenado a ayunar a pan y agua, privado de tinta, pluma y papel, cesado en su cátedra de Escritura y trasladado del Colegio Jesuita de Zaragoza al de Graus. Intentó sin éxito solicitar el ingreso en otra orden religiosa, se le atenuó la pena mandándole al Colegio de Tarazona. Sin duda, las penalidades impuestas por sus superiores hicieron mella en su salud: con apenas 57 años, el lúcido y heterodoxo jesuita Baltasar Gracián murió en diciembre de 1658.
Maestro de la prosa didáctica, moral y política, dotado para la elocuencia, los idiomas y el pensamiento abstracto, muy citado y poco leído… en este admirador de su paisano Marcial se reúnen no pocas contradicciones. Jesuita de apariencia frágil pero de maneras poco complacientes, tirando a broncas, pese a ese carácter arisco, sus superiores en la Compañía le acusaban de condescendiente y benévolo con los pecadores. Sus contradicciones, en el fondo, son las mismas del alma humana.
“[Gracián] fue un peregrino infatigable de confesionarios, lecciones magistrales y territorios. Nadie más lejos que él del éxtasis, de la mansedumbre y del aplanamiento. […] Algunos han querido verlo como un hombre escindido en dos mitades: aquí, el orador, el jesuita, el alumno de Dios; allá, dentro, el filósofo, el erudito, el orfebre de un mensaje sellado en complicada hermosura. Tenía un acusado sentido de la amistad, pero era sincero y contundente en sus juicios. […] Evidenciaba un talante indócil e incluso provocador”. (Antón Castro)
Referencias
Mostramos aquí algunas de ellas.
- José Luis Cano (2000): Gracias y desgracias de Gracián. Zaragoza: Xordica.
- Antón Castro (1993): “La escritura clandestina de Baltasar Gracián”, en Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados (84-89). Zaragoza: Gobierno de Aragón.
- Andrés Ortiz-Osés (2007): Sabiduría de la vida: una filosofía aforística (a la sombra de Baltasar Gracián). Zaragoza, Prames
- Antonio Pérez Lasheras (2021): “El siglo XVII. El Barroco, expresión del desengaño”, en VV.AA., El País de los aragoneses (pp. 201-203), Zaragoza, REA.
- Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Baltasar_Graci%C3%A1n
- Biografía en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, con enlaces a sus obras: http://www.cervantesvirtual.com/portales/baltasar_gracian/autor_biografia/
- Baltasar Gracián y José Ignacio Díez Fernández (ed.) (2005): Aforismos (extraidos del Oráculo manual y arte de prudencia). Zaragoza: Prensas Universitarias.
- Biblioteca virtual Gracián de la Institución Fernando el Católico: https://ifc.dpz.es/publicaciones/ver-coleccion/id/1 Contiene varias reediciones y estudios monográficos y actas de congresos.
Actividades didácticas
El Barroco en Aragón
Como en el resto de Europa, el siglo XVII en Aragón está marcado por la crisis política y económica. Pese a todo, la cultura florece de forma singular: artes plásticas, arquitectura, música, y… literatura. En este último caso, se asiste en los primeros años del siglo a una renovación que, en España, capitanearán ilustres como Góngora (poesía), Cervantes (novela) o Lope de Vega (teatro). Por entonces todavía se mantiene cierto equilibrio expresivo y sentimental. Dos hermanos de Barbastro destacan en esa línea literaria que prolonga el poso clasicista del Renacimiento, pero contando ya con una idea estética barroca.
¿Quiénes son esos dos hermanos? En el enlace que señalamos al inicio de esta propuesta, podrás descubrirlo. Investiga algo más sobre ellos: ¿en qué disciplinas y áreas de conocimiento destacaron?
Los hermanos Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola suponen la mayor aportación aragonesa a la poesía del siglo XVII. Contrapunto de la corriente cultista culminada por Góngora, tendrán una gran influencia.
Poco a poco se impone esa estética que rompe las normas clásicas: el desbordamiento, el desequilibrio, el desengaño; la complicación en la combinación de los elementos de la obra de arte, de su sintaxis, la exageración expresiva, y, sobre todo, la exigencia requerida al lector (o el espectador) de un conocimiento previo, de un esfuerzo, para poder disfrutar del arte. Se valora la erudición y se considera el arte una ciencia, en la que el placer estético consiste en desentrañar el misterio elaborado, con trabajo y conocimiento, por el autor.
Esto explica que la obra de Gracián se haga tan compleja: al lector le exige concentración y participación. Podríamos decir que tiene algo de “comprometedor”. Quizá es eso lo que le convierte en un autor difícil, más incluso que un lenguaje que, en el fondo, transporta mensajes bastante transparentes y reconocibles. Como el Barroco (que también es fiesta, representación y apariencia: “el gran teatro del mundo”), Gracián exterioriza y camufla a la vez: escribe bajo un seudónimo que todo el mundo reconoce y se esconde detrás de máscaras que en realidad esconden poco.
En el sitio dedicado por la Institución Fernando el Católico a Gracián (enlace en la sección de referencias), puedes descargar un políptico ilustrado por Francisco Meléndez en 2001, dentro de la conmemoración del Cuarto Centenario de su nacimiento.
Selecciona alguna frase o idea que te llame la atención, que te resulte chocante. Ponedlo en común en clase.
Volvamos al Barroco aragonés. La Universidad de Zaragoza ejerció un papel de dinamización cultural, de las imprentas del reino saldrá mucha literatura aragonesa y extranjera, hay justas poéticas y certámenes muy renombrados, abundan academias, mecenas… Pese a una realidad social, política y económica bastante cruda, el siglo XVII en Aragón es muy rico culturalmente.
A partir de la información del enlace con el que iniciamos esta propuesta, relaciona estos nombres con las disciplinas en las que destacaron:
1. Juan Francisco Andrés de Uztarroz
2. Jusepe Martínez
3. Pablo Bruna
4. Ana Abarca de Bolea
5. Familia Messa
a. Música
b. Literatura
c. Escultura
d. Pintura
1-B, 2-D, 3-A, 4-B, 5-C
Una visita
El pueblo de Belmonte, muy cerca de Calatayud, ostenta con orgullo desde 1985 el apellido de Gracián, su personaje más ilustre pese a que solo vivió ahí sus primeros meses de vida.
Visitar el Espacio Baltasar Gracián habilitado en la localidad puede ser una buena excusa para conocer un entorno en el que hay arquitectura mudéjar, las ruinas de una ciudad celtíbera (Segeda) y bonitos paisajes.
En la foto superior, Espacio Baltasar Gracián en su localidad natal. A la derecha, retrato del escritor que se conserva en el edificio de la UNED de Calatayud, antiguo colegio jesuita de la ciudad.
Un autor… ¿actual? Pues sí
En 1992, el Oráculo manual y arte de prudencia fue durante unos meses uno de los libros más vendidos de las listas estadounidenses. Con diferentes reediciones, se vendieron 200.000 ejemplares. “El más viejo libro de instrucciones de la vida”, decía The Publishers Weekly acerca de esta obra escrita por “un pensador jesuita de hace más de trescientos años”. En el Library Journal, se señalaba que esta obra “se muestra sorprendentemente actual hoy” al combinar “brevedad y gracia de expresión con sabios consejos, lo cual debería aparecer ante los que buscan hacer las cosas espiritualmente como una fórmula universal, práctica y aplicable a los negocios”.
Estamos hablando de una persona de hace cuatro siglos, pero ¿no te suena un poco a actual? ¿Cómo lo ves?
La moral de Gracián es práctica y orientada al triunfo. Hoy diríamos que persigue encontrar la excelencia, con una combinación de voluntad, inteligencia, prudencia y desconfianza. No es contemplativo, invita a la acción (su propio peregrinar por un montón de colegios de la Compañía de Jesús le muestra como un culo de mal asiento), puede parecer frío y poco dado a los afectos. Su visión del hombre y de la vida (“perpetuo engaño”) mantiene un fondo pesimista, pero es el suyo un pesimismo activo.
Aquí no vamos a decir que “todo está inventado” porque siempre hay posibilidad de innovar, pero sí es verdad que muchas cosas que nos parecen absolutamente actuales responden a ecos del pasado, que hay cosas “viejunas” que nunca terminan de irse porque, bajo nuevas formas, responden a inquietudes que siempre han estado ahí.
Lee aquí acerca del parentesco entre nuestras ancestrales jotas de picadillo y las batallas de gallos de los raperos:
Volviendo a Gracián, nuestro autor desarrolla la idea de “héroe”, llega a poner ese título a su primer libro: “Queriendo, puedes ser mucho. Cualquiera puede y debe ser héroe”. Más allá de la presencia constante de héroes en la historia de la Humanidad, en la ficción, en la cultura popular (de Hércules a Supermán), como personificación y sublimación de determinados valores… se busca la heroicidad no en un ser extraordinario y ultrapoderoso, sino en nosotros mismos. Esa idea de que todos podemos ser héroes ha estado siempre ahí y… de nuevo, la vemos en nuestro presente.
Escucha y disfruta de esta joya del pop de todos los tiempos, “Heroes” de David Bowie:
También la tienes en versiones de Parálisis Permanente (una banda de la década de 1980), Amaral, e incluso una más coral, difundida durante el confinamiento de 2020 por causa de la pandemia del COVID-19, cuando tanto se hablaba de resistencia y resiliencia.
En la letra de cualquiera de estas versiones, ¿hay algún concepto, alguna gran idea que notes que se repite siempre? ¿Otras ideas que en tu opinión se dejan ver en la canción?
La más evidente, la libertad (hay otras, el amor, por ejemplo).
Un mecenas muy particular
Parte de la obra de Gracián, especialmente de su primera época, salió de imprenta gracias al apoyo financiero de un personaje muy singular. El oscense Juan Vincencio de Lastanosa era propietario de un palacio-museo con exquisitos jardines y gran biblioteca donde se reunía lo más granado de la intelectualidad aragonesa del momento. Ahí, el jesuita pudo trabar contacto con artistas y escritores de gran prestigio y salir del estrecho marco que le procuraba su rutina y su trabajo en la Compañía. Sin duda, eso reforzó su condición de verso suelto en la orden.
Entra en la web “Proyecto Lastanosa” del Instituto de Estudios Altoaragoneses. Se aporta información muy interesante acerca de este personaje y, especialmente, de su entorno, la Huesca del siglo XVII, de gran dinamismo cultural.
El estilo de Gracián
Baltasar Gracián es un autor barroco que nos enseña que todo lo humano puede ser interpretado de forma diferente y contradictoria. Es tenido como modelo del “conceptismo” (seguido también por Quevedo y contrapuesto al culteranismo).
Como estilo caracterizado por formas basadas en la asociación ingeniosa y rebuscada de conceptos, el conceptismo se asocia a la agudeza, la rapidez mental. No es casual que Gracián titulase Agudeza y arte de ingenio a lo que es considerado obra clave del conceptismo (ahí Gracián no oculta nada).
Busca en el diccionario (en línea tienes el de la Real Academia: (https://dle.rae.es/) el significado de estas palabras:
- antítesis
- paradoja
- oxímoron
- anfibología
- elipsis
- zeugma
- alegoría
- prosopopeya
El conceptismo queda concentrado en la frase más célebre de las acuñadas por Baltasar Gracián (esa que a todos nos suena): “lo bueno si breve, dos veces bueno”. Pero hay mucho más.
Leed y comentad estas frases extraídas de su obra (dan que pensar):
- Saber y saberlo demostrar es saber dos veces.
- Pon un gramo de audacia en todo lo que hagas.
- El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.
- Errar es humano, pero más lo es culpar de ello a otros.
- Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen.
El criticón
Es la obra cumbre de Baltasar Gracián. La que despertó las iras de sus superiores en la Compañía de Jesús y le llevó, como ya sabemos, a ser duramente castigado. Desde luego, cosas como “Hanse de procurar los medios humanos como si no hubiesen divinos, y los divinos como si no hubiesen humanos” debía de enfadar a más de uno, que debía de interpretar esas dudas como desafíos al dogma. Gracián se pregunta por la razón de existir (ser en el tiempo), renunciando a la esencia, y privilegia la experiencia. Lo importante es el modo, el estilo, la forma, tanto del escribir, como del pensar o del vivir.
Esta novela alegórica relata un largo viaje: el que siguen Critilo (el juicioso) y Andrenio (el hombre natural) en busca de Felisinda, madre de Andrenio y amada de Critilo, hasta alcanzar la inmortalidad. Ese viaje que es la vida misma es narrado por el autor desde el desengaño y la crítica, con un generoso despliegue de reflexión y sátira, un lenguaje cortante y preciso, repleto de metáforas, juegos de palabras y aragonesismos… para, como siempre, embarcar y sumir al lector. Esa intensidad fue muy apreciada por pensadores de la talla de Nietzsche y Schopenhauer o algunos filósofos existencialistas en los que ha influido.
Busca datos acerca del existencialismo, intenta conectarlo con ideas que se han tratado al hablar de Baltasar Gracián.
Existencialismo: corriente filosófica de mediados del siglo XX, reflejada también en la literatura, orientada alrededor de la existencia a través del análisis de la condición humana, la libertad y la responsabilidad individual, las emociones, así como el significado de la vida.
En todo, lo importante es el final, también en el “gran teatro del mundo”: “Vase empeñando nuestra vida como en comedia; al fin, viene a desenredarse: atención, pues, al acabar bien”.
Gracias y desgracias de Gracián
Descarga desde este enlace el PDF de la publicación editada por la editorial Xordica con el patrocinio de la Obra Social de Ibercaja.
Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados
Descarga desde este enlace el PDF de la publicación Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados, de Antón Castro y José Luis Cano, editada por el Gobierno de Aragón en 1993.
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