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Alfonso I el batallador

Una vida espada en mano

¿?, hacia 1073 – Poleñino, 1134

Cuando era niño, Alfonso no sabía que iba a ser rey. Su padre, Sancho Ramírez, era rey  de Aragón y Pamplona, pero él tenía varios hermanos mayores que iban a ser quienes heredaran sus títulos y sus tierras. Alfonso era hijo de la segunda esposa del monarca, una noble de origen francés llamada Felicia de Roucy.

Mientras la corte aragonesa hacía su vida en Jaca, ciudad que se había alzado como capital del reino gracias a un ventajoso conjunto de leyes que atraía a nuevos pobladores, el denominado Fuero de Jaca, y donde se había empezado a construir una monumental catedral, Alfonso fue educado en el apartado monasterio de Siresa. Un noble, Lope Garcés, y un eclesiástico, el obispo Esteban, se encargaron de que aprendiese todo lo que necesitaba para convertirse en un auténtico señor feudal, no solo en el terreno de las armas sino también en el de las letras.

Al morir uno de sus hermanos mayores, Fernando, Alfonso heredó sus tareas y cuando falleció su padre se convirtió en perfecto ayudante del nuevo rey, su también hermano Pedro I. Participó en la batalla de Alcoraz en 1096, un triunfo que permitió la conquista cristiana de Huesca, y ayudó al Cid en sus luchas contra los musulmanes valencianos.

En 1104 falleció también, de forma inesperada, todavía joven y sin hijos vivos, su hermano Pedro y él pasó a ser el nuevo monarca, algo que en la infancia ni se planteaba. Ya en el trono, continuó la expansión del reino de Aragón hacia el sur. Venció a los musulmanes de la taifa de Zaragoza en distintos choques. Conquistó Ejea, Tauste y Sádaba, y amenazó la capital del Ebro.

En ese momento tenía más de treinta años y aún no se había casado. Convenía, pues, buscar una esposa como única solución para que continuara su linaje ya que su hermano pequeño, Ramiro, había ingresado en un convento. La elegida, al final, fue la hija de Alfonso VI de Castilla, Urraca, viuda y con un hijo. A Alfonso le interesaba una alianza con los castellanos que le permitiera luchar contra los musulmanes sin preocuparse de tan poderoso competidor.

Urraca era la heredera al trono castellano después de que su único hermano Sancho muriera a manos de los almorávides en la batalla de Uclés. En los acuerdos matrimoniales se estableció que si la pareja tenía algún heredero, este sería el rey tanto de Aragón como de Castilla. Sin embargo, eso no gustó a parte de la nobleza castellana, por lo que se inició una cruel guerra civil. Los esposos, además, no se llevaban bien. Así que, después de unos años de enfrentamientos, el matrimonio finalmente se deshizo y Alfonso regresó a Aragón.

Su principal obsesión fue entonces la conquista Zaragoza, gobernada por los almorávides tras el fin del reino taifa. Y hacia allí se dirigió con su ejército y la ayuda de Gastón de Bearn, un noble llegado del otro lado de los Pirineos que había participado en la primera Cruzada, que solo unos años antes había conquistado Tierra Santa.

Después de nueve meses de asedio, en diciembre de 1118 la ciudad se rindió. A los musulmanes que quisieron se les permitió partir con todas sus pertenencias y a los que prefirieron quedarse se les asentó en un barrio fuera del recinto amurallado y pudieron seguir viviendo con sus leyes, sus costumbres y su religión. La rendición de Zaragoza propició que otras ciudades islámicas cayeran pronto en manos cristianas: Tudela, Tarazona, Borja, Épila, Calatayud, Daroca… Todo el dominio de la antigua taifa de Zaragoza se vino abajo como un castillo de naipes y Alfonso I multiplicó por mucho la extensión del pequeño reino de Aragón que había heredado. Envalentonado por esas victorias, dirigió una expedición de castigo hacia el sur peninsular de la que volvió cargado de un gran botín, prisioneros y pobladores para sus nuevas posesiones.

En 1130 cruzó los Pirineos, por su parte central, para pacificar un territorio que le debía vasallaje. Los almorávides aprovecharon su ausencia para enfrentarse a Gastón de Bearn y al obispo Esteban, su antiguo preceptor, que murieron en los combates. Alfonso I tuvo que regresar a toda prisa y se dispuso a reforzar sus fronteras. Conquistó Mequinenza y, en 1134, sitió la ciudad de Fraga. En un ataque sorpresa de tropas procedentes de Valencia el famoso Batallador, vencedor en mil combates, fue gravemente herido y falleció poco después sin un heredero, pues no se había vuelto a casar.

En su más que sorprendente testamento, dejó su reino en herencia a las órdenes militares del Hospital, el Santo Sepulcro y el Temple, que habían surgido en Tierra Santa durante la primera Cruzada. Él, que se consideraba un guerrero de Dios, siempre había tenido el deseo de liberar los Santos Lugares del dominio musulmán, aunque no tuvo ocasión de hacerlo.

Los nobles de Aragón se negaron a que ese testamento prosperase y negociaron con las órdenes militares su renuncia a cambio de tierras y compensaciones económicas. Sacaron del convento a Ramiro, el hermano pequeño de Alfonso, y le dieron la corona. Pamplona se independizó y Ramiro aceptó reinar en Aragón, pero solo hasta tener un heredero. Así que se casó y cuando nació la pequeña Petronila se volvió al convento. Al cumplir los catorce años, Petronila contrajo matrimonio con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. Su futuro hijo, Alfonso II, heredaría ambos dominios, quedando así unificados el reino de Aragón y el condado de Barcelona en la llamada Corona de Aragón.

Referencias

  • José María Lacarra (1978): Alfonso el Batallador: Zaragoza, Guara.

  • Juan F. Utrilla (1999): El nacimiento de Aragón. Zaragoza: CAI 100.

  • José Ángel Lema Pueyo (2008): Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona (1104-1134). Gijón: Trea.

Actividades didácticas

Los reyes de Aragón

Árbol genealógico de Alfonso I

Observa el árbol genealógico de Alfonso I. Busca un hecho destacado del reinado de cada uno de los reyes de Aragón. Por ejemplo, qué ciudades conquistan, qué batallas ganan, dónde sitúan la capital del reino, etc. Con ello podrás apreciar cómo el reino va creciendo con cada uno de sus reyes.

La formación del reino de Aragón es compleja. Tiene como punto de partida el reparto territorial que dejó en su testamento el rey de Pamplona Sancho III El Mayor entre todos sus hijos.

García recibió el reino de Pamplona. A Fernando le legó el condado de Castilla, a Ramiro el de Aragón y al menor, Gonzalo, los de Sobrarbe y Ribagorza.

Con el tiempo, Ramiro consiguió hacerse con los territorios de sus hermanos Gonzalo y García, y fue coronado rey de Aragón y Pamplona. Tras su muerte en Graus en su lucha contra el rey de la taifa de Zaragoza, ese título pasó a su hijo Sancho Ramírez.

A este le sucedió Pedro I de Aragón, cuyos hijos fallecieron a temprana edad, por lo que al morir fue sucedido por su hermano Alfonso I.

En busca de un heredero

Lee el siguiente texto y señala las causas de la alianza entre Castilla y Aragón a través de este matrimonio y de su posterior fracaso. Responde también a las siguientes preguntas: ¿Se unieron finalmente las dos coronas?, ¿cuándo lo hicieron?, ¿quiénes fueron los reyes que lo lograron?

Alfonso I alcanza el trono con 31 años y no tiene ni esposa ni descendencia. Pero la dinastía tenía que asegurar su continuidad. Por ese motivo acuerda con varios nobles de Castilla su boda con la reina Urraca, sucesora del difunto Alfonso VI. Ella era viuda de Raimundo de Borgoña con el que había tenido dos hijos, Sancha y Alfonso. La alianza con Castilla suponía para el Batallador tener un rival menos en sus conquistas peninsulares contra los musulmanes. Y, a largo plazo, la posible unión de los dos reinos en manos de sus herederos.

En los capítulos matrimoniales que Urraca y Alfonso I firmaron en diciembre de 1109 el rey aragonés cedió a su esposa castillos, plazas fuertes y dominios que le pertenecían, junto con la dependencia y fidelidad de los hombres a quienes había concedido algún “honor”. Por su parte, Urraca cedía a su esposo toda la tierra, poblada o desierta que había pertenecido a Alfonso VI, junto con la fidelidad de cuantos poseían tenencias en su nombre. Uno y otro acordaron que si tenían algún hijo en el matrimonio, el cónyuge superviviente y luego el hijo de ambos heredaría el conjunto de lo que pertenecía a los dos. Y si no hubiera hijos propios, el de Urraca con Raimundo de Borgoña sería el heredero.

Esas capitulaciones crearon malestar entre algunos nobles castellano-leoneses, que recelaron del aragonés y quisieron poner ya en el trono al hijo de Urraca, sin esperar la llegada de nuevos descendientes.

Durante los años en que estuvo casado con Urraca, Alfonso I adoptó el título que había llevado su suegro: “Emperador de Hispania” y se vio obligado a combatir en numerosos enfrentamientos por el control de los territorios castellanos. Finalmente, presionado y cansado de un matrimonio difícil y sin hijos, repudió a su esposa y el papa Pascual II concedió la anulación en 1114.

Guerras, nobles y caballeros

Las Cruzadas
A principios de 1118, se reunió en Toulouse un concilio que aprobó los beneficios espirituales propios de una Cruzada para una magna expedición a Zaragoza, gracias a lo cual numerosos nobles del sur de Francia, veteranos de la primera Cruzada, se reagruparon bajo el mando de Alfonso I de Aragón para iniciar, el 22 de mayo, el asedio definitivo de la capital del Ebro.

¿Sabes en qué consistieron las Cruzadas? ¿Cuándo tuvo lugar la primera y con qué resultado? En este vídeo podrás obtener información sobre el tema.

Después de algunas escaramuzas y, sobre todo, de un asedio que se prolongó hasta diciembre de 1118, Zaragoza se rindió y el rey pudo entrar en la Aljafería el día 18 y en la ciudad en la jornada siguiente.

Alfonso I acordó con los notables musulmanes derrotados que quienes lo deseasen podían partir con todos sus bienes, y que quienes prefirieran permanecer en la ciudad lo harían bajo la protección real. Estos últimos podían vender sus propiedades y quedarse con lo obtenido pero debían abandonar el recinto urbano para concentrarse en un barrio extramuros, donde se les permitiría conservar su religión y sus costumbres.

Busca en el Google Maps dónde está la calle de la Morería en Zaragoza. Busca también la calle Azoque. ¿Están próximas? ¿De dónde puede derivar la palabra Azoque? ¿Sabes cómo se llama el mercado en las ciudades islámicas? Esa zona de Zaragoza, ¿se hallaba dentro o fuera de las murallas medievales de la ciudad?

¿Sabes hasta cuándo hubo comunidades musulmanas viviendo en Aragón? ¿Conoces el nombre de alguna localidad aragonesa que haga referencia a su primitiva población de cultura musulmana?

Con la gran metrópoli zaragozana cae todo un extenso territorio que permite a los cristianos avanzar hacia el oeste y el sur, tomando importantes ciudades como Tudela, Tarazona, Borja, Épila, Calatayud, Alhama, Ariza o Daroca, además de repoblar Soria.

Los almorávides juntaron un gran ejército para frenar ese avance, pero fueron derrotados en la célebre batalla de Cutanda.

Localiza en internet algún mapa con las conquistas de Alfonso I el Batallador. ¿Varió mucho la extensión de Aragón antes y después de su reinado? ¿El Aragón actual es mucho mayor que el que dejó a su muerte el rey Alfonso?

El testamento de Alfonso I

Alfonso I falleció en 1134. Fue herido cuando sitiaba la ciudad oscense de Fraga y murió unas semanas después en la localidad de Poleñino, sin haberse podido recuperar. Su testamento fue el siguiente:

Para después de mi muerte dejo por heredero y sucesor mío al Sepulcro del Señor que está en Jerusalén, y a los que velan en su custodia y sirven allí a Dios; al Hospital de los Pobres de Jerusalén; y al Templo de Salomón, con los caballeros que allí velan para defensa de la Cristiandad. A estos tres concedo mi reino y señorío que tengo en toda la tierra de mi reino y el principado y jurisdicción que tengo sobre todos los hombres de mi tierra, tanto clérigos como laicos, obispos, abades, canónigos, monjes, nobles, caballeros, burgueses, rústicos, mercaderes, hombres, mujeres, pequeños, grandes, ricos y pobres, judíos y sarracenos, con las mismas leyes y costumbres que mi padre, mi hermano y yo mismo tuvimos hasta ahora y debemos tener. Añado también a la milicia del Templo mi caballo y todas mis armas y, si Dios me diere Tortosa, toda íntegra sea del Hospital de Jerusalén.

Lee el testamento de Alfonso I y di qué te llama más la atención. Como ves, sin descendencia, dejó el reino en manos de las órdenes religiosas del Hospital de San Juan de Jerusalén, del Santo Sepulcro y del Temple. Busca información en internet sobre esas órdenes militares y señala cuándo surgieron, quiénes la crearon y cuánto pervivieron.

Explica también cómo se solucionó finalmente el problema sucesorio en el reino de Aragón tras la muerte de Alfonso I.

Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados

Descarga desde este enlace el PDF de la publicación Aragoneses ilustres, ilustrados e iluminados, de Antón Castro y José Luis Cano, editada por el Gobierno de Aragón en 1993.

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