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Josefa Amar y Borbón

Romper cadenas, superar barreras

Zaragoza, 1749-1833

Josefa Amar nació en una familia muy vinculada a la medicina: su bisabuelo y abuelo maternos habían destacado en ese campo y su padre, José, catedrático de Anatomía, fue designado médico del rey Fernando VI (lo seguiría siendo con su sucesor Carlos III). Así, siendo niña se trasladó con los suyos a Madrid. Su madre, Ignacia, era una gran lectora y mujer culta: su sensibilidad, sin duda, favoreció que Josefa pudiese estudiar al igual que sus hermanos mayores, todos chicos. Dos eruditos aragoneses afincados en la capital de España, Rafael Casalbón y Antonio Berdejo, ejercieron como preceptores de Josefa, que adquirió una excelente formación humanística y aprendió lenguas clásicas, pero también francés, inglés e italiano.

Vida

Por más que sus padres fuesen gente cultivada, no se podían rebelar contra usos y convenciones fuertemente arraigados en aquella sociedad, todavía, de Antiguo Régimen. Con 23 años fue casada con el abogado Joaquín Fuertes Piquer, sobrino del prestigioso médico y filósofo aragonés Andrés Piquer. Poco después de la boda, su marido era llamado para un cargo en la Audiencia de Zaragoza y el matrimonio marchaba de Madrid. Ya en la capital aragonesa, en 1775, Josefa daría a luz a su hijo Felipe.

Joaquín Fuertes era tolerante con las inquietudes culturales de su esposa. Desde el retorno a su ciudad natal, ella frecuentaba la biblioteca de San Ildefonso, inició una intensa vida social y empezó a desarrollar su faceta intelectual, en la que destacaría como ensayista y traductora.

Obra

En Zaragoza acababa de entrar en funcionamiento la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País: una entidad que, recogiendo el espíritu de la Ilustración y como otras similares en España, buscaba la modernización gracias a la aplicación de conocimientos en economía, política, ciencia y artes. Su propio marido y su antiguo mentor Antonio Berdejo (por entonces canónigo en Tarragona) le apoyarán cuando en 1782 presente a la Real Sociedad una traducción del Ensayo histórico-apologético de la literatura española contra las opiniones preocupadas de algunos escritores modernos italianos, que se completa con la Respuesta del Sr. Abate X. Lampillas.

Ese texto contrarrestaba una campaña surgida en influyentes círculos europeos contra la cultura española. La brillantez del trabajo hizo que Josefa Amar y Borbón fuese invitada a entrar como socia de Mérito en la RSEAAP. Era la primera mujer en España que ingresaba en una entidad de ese tipo. Josefa se dedicó a trabajar para la Sociedad con estudios que pudieran tener aplicación práctica, como la traducción del Discurso sobre el problema de si corresponde a los párrocos y curas de aldea instruir a los labradores en los elementos de la economía campestre.

Referencia feminista

El antecedente de Josefa en la Aragonesa abrió el debate sobre la aceptación de mujeres en la Sociedad Económica de Madrid. La zaragozana redactó un alegato que debería ser tenido como referencia fundacional en la historia del feminismo: su Discurso en defensa del talento de las mujeres contribuyó al acceso de las mujeres a la Sociedad Matritense, y propició la entrada en ella de la propia Amar. A su ingreso prosigue otro brillante texto en defensa de la igualdad: Oración gratulatoria dirigida a la Junta de Señoras de la Real Sociedad Económica de Madrid (1787). Fue nombrada además socia en la Real Sociedad Médica de Barcelona tras su obra Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres (1790) donde difundió conceptos de higiene femenina e insistía en la necesidad de que las mujeres recibiesen instrucción en gramática, geografía, historia, aritmética, lenguas clásicas y modernas…

Pero Josefa Amar también levantó ampollas. Algunos socios de la Aragonesa estaban molestos por el protagonismo de una mujer en asuntos “incómodos” y poco a poco fue relegada de sus funciones. La enfermedad y muerte de su marido la apartaron de la vida social y cultural. Desde que enviudó, con 48 años, poco más se supo de ella. Se implicó en obras benéficas desde la Hermandad de la Sopa de Zaragoza, donde se daba desayuno y acogida sanitaria a los más necesitados. Durante la invasión napoleónica, trabajó en el traslado y cuidado de enfermos en el Hospital Nuestra Señora de Gracia en el primer sitio de Zaragoza. Retirada con unos parientes a Navarra, volvió a su ciudad tras acabar la guerra. Antes, en 1810, su hijo Felipe, funcionario en la Audiencia de Quito, había muerto víctima de la violencia ligada a las luchas de emancipación de las colonias españolas en América.

El rastro de Josefa Amar se diluye en sus últimos años, y también tras su muerte en 1833. Enterrada en el cementerio del hospital para el que había trabajado, su nombre quedó sumido en sombras. Pero, entre ellas, su nombre y su obra vuelven a brillar.

Referencias

Actividades didácticas

Antes de comenzar, es recomendable visitar las propuestas didácticas en torno a la Ilustración y al movimiento ilustrado en Aragón, en el capítulo dedicado a Ramón Pignatelli puedes acceder a ellas.

Una ilustrada con todas las letras.

Una adelantada a su tiempo

La Ilustración es un movimiento cultural que afecta a la Europa del siglo XVIII, donde ideas basadas en la experiencia y en la razón intentan imponerse a la tradición dominada por la religión y las supersticiones. No es en sí un movimiento revolucionario, ni cuestiona el orden establecido, pero aspira a una mejora de las condiciones de vida para toda la sociedad, mediante la aplicación práctica de conocimientos técnicos que favorezcan el crecimiento de la economía. Según los ilustrados, el aumento de la riqueza va en beneficio de toda la sociedad e incide en la felicidad general (identificada también con la “utilidad”). La extensión de la educación, concebida desde la confianza en el progreso científico, ha de ayudar a esos fines.

La Ilustración no es un movimiento uniforme: tiene muchísimas manifestaciones y variantes según lugares. Sienta las bases del liberalismo del siglo posterior, ya que contiene semillas que, con el tiempo, germinarán contra el absolutismo monárquico. Pero, por el momento, los ilustrados van de la mano del poder político. De hecho, no pocos gobernantes adoptan políticas reformistas dirigidas por personas ilustradas.

“Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. ¿Qué te sugiere esa frase? Investiga un poco sobre ella. Busca nombres de otros monarcas europeos atraídos por ese espíritu ilustrado.

Catalina II de Rusia, Gustavo III de Suecia, Federico II de Prusia, José I de Portugal, entre otros.

El ejemplo más claro de monarca ligado al despotismo ilustrado es, en España, el de Carlos III. Busca algo de información sobre él. ¿Por qué te parece que adoptó esa política reformista y se dejó asesorar por ilustrados?

Las reformas se consideran un buen antídoto para prevenir revoluciones pues la mejora de condiciones generales que suponen, alivian en gran medida el descontento. No obstante, tras el estallido de la Revolución francesa (1789), las monarquías se vuelven más conservadoras, en reacción a esos hechos subversivos que han desbaratado todo el tablero. En ámbitos influyentes se considera que muchas ideas de la Ilustración, de una manera o de otra, han sido adoptadas por los revolucionarios. Cosa que, en parte, era cierta.

El mundo con el que entra Josefa en contacto a su retorno, recién casada, a Zaragoza, es el de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País.

Es en ese contexto en el que la figura de Josefa Amar y Borbón adquiere su grandeza. Hay que decir que, pese a lo avanzado de sus ideas para la época, Josefa también se debe a su clase y al tiempo del que es hija. Es inevitable resultar a veces un tanto “elitista”, pues este acceso a la educación no se plantea igual para todo el mundo. La Ilustración tiene un trasfondo paternalista (el propio poder la patrocina) y el objetivo no es tanto una transformación social “revolucionaria” como un cambio gradual que permita sostenerse al estado de las cosas.

Eso sí: Josefa Amar podría haberse quedado ahí, pero va un poco más allá.

Su pensamiento está entre los más avanzados de la Ilustración. Su erudición no es un simple acopio de conocimientos: ella analiza, interpreta los datos y ejerce su labor con independencia. Participa del espíritu de la Enciclopedia, es europeísta y liberal en el sentido auténtico del término. Se declara enemiga de la religiosidad extrema, aboga por el laicismo (dentro de los límites que se podía: recordemos que, aunque el siglo XVIII es el de la Ilustración, la Inquisición todavía estaba en funcionamiento, aunque con mucha menos influencia que en tiempos pretéritos).

La Ilustración y la condición femenina

La Ilustración aparece asociada a la idea de “modernización”. Pero, pese a la idea de progreso y modernidad que comparten los ilustrados, la presencia de mujeres en esos ámbitos es muy marginal. ¿A qué crees que puede deberse? 

“No contentos los hombres con haberse reservado, los empleos, las honras, las utilidades, en una palabra, todo lo que puede animar su aplicación y desvelo, han despojado a las mujeres hasta de la complacencia de tener un entendimiento ilustrado. Nacen y se crían en la ignorancia absoluta: aquellos las desprecian por esta causa, ellas llegan a persuadirse que no son capaces de otra cosa, y como si tuvieran el talento en las manos, no cultivan otras habilidades que las que pueden desempeñar estas”.

Elige un párrafo de cualquiera de esas dos obras: alguno que te llame la atención, que te resulte significativo, o incluso chocante. Poned en común en clase los diferentes párrafos elegidos.

El feminismo en la Revolución francesa

La Revolución francesa iniciada en 1789 atendió a unas causas y unas circunstancias muy complejas, pero muchas de las ideas que la inspiraron y otras más que se pusieron sobre la mesa a lo largo de todo el proceso revolucionario, estaban emparentadas con el movimiento ilustrado. Podríamos decir que, en este caso, se metieron en una coctelera, se agitaron, y el resultado fue explosivo (aunque, con el tiempo, se volvería a encauzar en parte).

Uno de los documentos más reconocidos de este momento histórico es la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Pese a su planteamiento “universal” (y con gran proyección en todos los sentidos), parece que en su enunciado se omite una parte importante (al menos un 50%) de la Humanidad.

Un párrafo dice: “Si bien la alegoría de la República se representa por medio de una figura femenina, este símbolo no se tradujo en mejorías para las mujeres. Francia, la Nación y la Libertad pueden pintarse con cuerpo de mujer al tiempo que las mujeres carecen de derechos políticos y civiles básicos”.

Seguro que te suena la canción “Ay mamá” de Rigoberta Bandini. Puedes escucharla en diferentes plataformas. En esta de Youtube, con letra:

En esta reivindicación del papel de la mujer, de valores ligados a la maternidad, etcétera, se canta “Sacando un pecho fuera al puro estilo Delacroix”. ¿Quién es ese Delacroix? ¿A qué imagen se refiere? ¿Por qué crees que la cantante recurre a ese icono?

La Libertad guiando al pueblo, del pintor Eugène Delacroix. Una imagen icónica y universalmente reproducida. Atención: se identifica con la Revolución francesa, pero… con la de 1830 (que fue una vuelta de tuerca más dentro del ciclo de las revoluciones burguesas abierto en 1789).

Volvamos al panorama de 1789. Suele decirse que los orígenes del feminismo como formulación teórica y movimiento social se remontan a los primeros años de la Revolución francesa. Pese a sus limitaciones, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano fue un punto de partida, una base de apoyo para impulsar otras iniciativas como la que, dos años más tarde, dio lugar a la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana. Uno de sus párrafos dice: “¡Mujer, despierta! Las campanadas de la razón se dejan oír en todo el universo. ¡Reconoce tus derechos!”.

¿Quién escribió esa Declaración? Investiga sobre la autora

Olympe de Gouges (1748-1793) abogó también por la abolición de la esclavitud, defendió la separación de poderes; sus denuncias de la dictadura de Robespierre la llevaron a la guillotina.

Busca información sobre estas otras dos mujeres, también ligadas a ese momento histórico y a similar sensibilidad: Pauline Léon y Anne-Louise Germain Necker (Madame de Staël).

Josefa Amar y Borbón tendría muy poco que envidiar a esas mujeres, muy reconocidas hoy día como pioneras, intelectuales, activistas, empoderadas… De hecho, sus obras conservadas más significativas con temática feminista (de 1786 y 1790) son anteriores en el tiempo a las más reconocidas de Olympe de Gouges y Madame de Staël. La pensadora aragonesa tenía una formación más que sólida y había leído a humanistas del siglo XVI, a Bacon, a Leibniz y a ilustrados e ideólogos como Voltaire, Rousseau, Montesquieu y Locke. El racionalismo, la división de poderes, el cuestionamiento del dogma y la superstición, además de su denuncia radical de las desigualdades de género, la convierten en una autoridad, en una referencia sin igual… injustamente postergada.

En la biografía hemos dicho que la sociedad del siglo XVIII era todavía, de Antiguo Régimen. En ese sentido, ¿crees que Josefa Amar fue una mujer adelantada a su tiempo?

El sí de Josefa

Josefa Amar se casó en un matrimonio concertado por su familia. Su marido le doblaba la edad… y eso que los 23 años que contaba eran, para la época, una edad ya avanzada para la boda de una mujer. Intuimos que ese “retraso” pudo obedecer al forcejeo entre la independencia de criterio de la hija y la obligación de los padres de “cumplir con la sociedad pese a todo”; quizá también tuvo algo que ver el cuidado de estos para encontrarle un buen marido… Más allá de las divagaciones de si pudo o no haber amor en ese matrimonio (en una época regida por pautas diferentes de las actuales) y,  aunque Joaquín resultase ser un buen compañero que le ayudaría incluso en sus proyectos intelectuales… es muy llamativo lo arraigados que estaban usos, costumbres y tradiciones de siglos y lo difícil que era desterrarlos en un mundo que quería ser moderno y racional.

Posteridad ingrata… ¿hasta ahora?

No todas las obras de Josefa Amar han sobrevivido: por ejemplo, hay noticia de un libro titulado Importancia de la instrucción que conviene dar a las mujeres (publicado en Zaragoza en 1784), del que no se conserva ningún ejemplar. Pero podemos consolarnos con las supervivientes. Lecturas que constituyen un gran legado, que mantienen vigencia, que son muy actuales, y que al menos, en parte, le hacen justicia.

Porque la posteridad no se ha portado nada bien con ella. Para empezar: sus últimos veinte años (ojalá nos equivocásemos) debieron de ser tristes y solitarios, vividos, además, en un clima político adverso. ¿Por qué decimos esto? ¿Qué pasó en España desde 1814?

Tras la Guerra de la Independencia, Fernando VII vuelve de su cobarde exilio, y reprime con dureza el liberalismo que se había manifestado con la Constitución de Cádiz (1812). El absolutismo (que tan solo quedó brevemente cortado durante el trienio 1820-1823) prevalece hasta la muerte del rey (casualmente el mismo año en que fallece Josefa). Se abrirá entonces una dura pugna (manifestada en las guerras carlistas) entre un absolutismo que quiere mantener el Antiguo Régimen y un liberalismo que, a duras penas, irá imponiéndose.

Pero tras su muerte, quedó olvidada. No del todo: su impacto entre las gentes ilustradas le valió un sencillo recuerdo en una calle corta en el centro de Zaragoza y en el nombre de un colegio de educación primaria… y un curioso e incomprensible equívoco en Internet, donde a Josefa (de la que no se conocen retratos en vida) se le empareja en todos los buscadores con una imagen que ¡no es la suya, sino la de una escritora (Patrocinio Biedma) de cien años después!

Afortunadamente, de un tiempo a esta parte, esos descuidos quedan compensados por un reconocimiento de su vida y de su obra. No es tan famosa como sus contemporáneas francesas pero sus méritos son mayores. Que una persona que tanto hizo por la visibilidad de las mujeres en época tan temprana, deje de ser casi invisible… es tarea de todos, es tarea de todas.

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