Fernando el Católico
El poder con mayúsculas
Sos, 1452 – Madrigalejo, 1516
Hijo de Juan II de Aragón y Juana Enríquez de Castilla, Fernando conoció el poder desde niño: conde de Ribagorza y duque de Montblanc a los seis años, con nueve fue reconocido como heredero del trono aragonés y con dieciséis era rey de Sicilia. Corría 1468 y Fernando ya llevaba un tiempo como lugarteniente general de una Cataluña en guerra civil, donde se familiarizó con la administración y con las artes de la negociación.
Al año siguiente se pactó matrimonio con su prima Isabel, princesa de Castilla, cuya disputa por el trono con Juana (hija de su hermanastro el rey Enrique IV) ya se vislumbraba y tomaría cariz de guerra abierta en 1474 a la muerte del monarca castellano. La Concordia de Segovia convirtió a Fernando en rey de Castilla, en igualdad con Isabel, y todo quedaría despejado tras su victoria en la guerra castellana (donde Portugal apoyaba la causa contraria), consolidada en Alcaçovas en 1479.
Ese mismo año, la muerte de su padre le convirtió en rey de Aragón. Aquí, Fernando ató en corto a una nobleza aferrada a sus privilegios, nombró arzobispo de Zaragoza y lugarteniente general del reino a su hijo (extramatrimonial) Alfonso y se hizo con el control municipal de la capital; más tarde, el Consejo Supremo de Aragón le permitió reforzar ese dominio mientras las Cortes aprobaban generosos sufragios para las cada vez más costosas campañas militares del rey.
Isabel y Fernando emprendieron una política autoritaria y centralizadora sobre los territorios que gobernaban, muy dispares en cuanto a costumbres, leyes e instituciones. La imposición de la Santa Hermandad y los corregidores, el control de la Justicia, el aumento de poderes del Consejo Real o la escasa convocatoria de Cortes fueron muestra de ello. La creación del Santo Oficio de la Inquisición como Tribunal ajeno a fronteras entre Estados fue fundamental en esa agenda de control político y religioso.
En Aragón, el inquisidor Pedro de Arbués fue asesinado en la catedral de La Seo, y eso aún empeoró más la situación de los judíos. Ya llevaban sufriendo violencia y arbitrariedades desde décadas atrás, y el desenlace fue el decreto de expulsión de 1492. El mismo año de la conquista del reino nazarí de Granada se escenificaba la unidad entre Iglesia y Estado, y el descubrimiento de las tierras de Indias sentó las bases para la proyección planetaria de la monarquía hispánica, en la que Aragón quedaría postergado.
Las relaciones de Fernando con Francia fueron siempre muy complicadas. El Pacto de Barcelona le permitió recuperar el Rosellón, pero el conflicto se trasladó a Italia, donde los franceses amenazaron Nápoles. Ahí, Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, logró importantes victorias para Fernando, aunque los choques en Cataluña seguían siendo constantes. Fernando combinó éxitos y fracasos en el norte de África, donde tomó algunas plazas dentro de su política de confrontación con los turcos, que se estaban enseñoreando del Mediterráneo y amenazando a Europa central. Con la excusa de apoyar al Papado en sus conflictos con Francia, invadió Navarra (tradicional aliada de los franceses) y le impuso un virrey castellano.
Regente de Castilla tras la muerte de Isabel en 1504, rivalizó con su yerno Felipe de Austria, a quien se acercaba gran parte de la nobleza castellana enemistada con Fernando. Para socavar las posiciones de su rival, se casó con la jovencísima Germana de Foix, sobrina del rey de Francia. La muerte de su hijo Juan al poco de nacer abortó una posibilidad de línea sucesoria por el lado aragonés al margen de Castilla.
Frustrado en su intento de renovar su descendencia, anciano y baqueteado… el corazón le falló camino del monasterio de Guadalupe. Pidió ser enterrado en Granada. Su hijo, el mencionado Alfonso, Don Alonso, fue regente de Aragón (como el cardenal Cisneros lo fue de Castilla) hasta la llegada desde Flandes del nieto de Fernando, Carlos. El hijo de Juana y Felipe sería el continuador del legado que alumbraba una nueva época.
Referencias
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Sobre Fernando el Católico hay una bibliografía inmensa. Protagonista de una época, con enorme influencia en la posteridad… su vida, su tiempo y su legado han concentrado multitud de publicaciones. Mostramos aquí algunas de ellas:
- José Ángel Sesma (1991): “Fernando el Católico”. En VV. AA., Historia de Aragón (pp. 265-288). Zaragoza: Heraldo de Aragón.
- John Edwards (2001): La España de los Reyes Católicos, 1474-1520. Barcelona: Crítica.
- José Luis Cano (2005): Fernando el Católico. Zaragoza: Xordica.
- Salvador Rus (2015): Una biografía política de Fernando El Católico: La constitución de una monarquía universal. Madrid: Tecnos.
- Aurora Egido, José Enrique Laplana (coord., 2014): La imagen de Fernando el Católico en la Historia, la Literatura y el Arte. Zaragoza: Institución Fernando el Católico.
- Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_II_de_Arag%C3%B3n
- “Fernando II y Aragón”, dentro del monográfico La Corona de Aragón II: Los Trastámara (Gran Enciclopedia Aragonesa on line): http://www.enciclopedia-aragonesa.com/monograficos/historia/corona_de_aragon2/fernando_aragon.asp
Fernando II de Aragón ha protagonizado estudios, congresos, exposiciones… Durante 2016, el V Centenario de su muerte concitó una buena cantidad de actividades. La Institución Fernando el Católico (Diputación Provincial de Zaragoza) dedicó al rey aragonés un montón de publicaciones, resumidas en este enlace: https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/34/90/_ebook.pdf
La serie Isabel, emitida por Televisión Española en tres temporadas, entre 2012 y 2014, tuvo gran éxito. Al margen de sus méritos técnicos y artísticos, no faltaron críticas en torno a la visión que se daba de Fernando. El aragonés era presentado como principal responsable de las decisiones que a los ojos de hoy son más difíciles de entender (el establecimiento de la Inquisición, la expulsión de los judíos…). Daba un contrapunto poco amable (en ocasiones cruel y egoísta) a la también firme y ambiciosa (pero edulcorada) Isabel. Evidentemente, la protagonista de la serie era ella.
En la plataforma de RTVE está en libre acceso la serie completa: https://www.rtve.es/television/isabel-la-catolica/capitulos-completos/
Isabel tuvo una secuela en forma de película, La corona partida, ambientada en las luchas de poder tras la muerte de la reina de Castilla.
Actividades didácticas
La cuna de un rey. Una visita a Sos del Rey Católico
Fernando de Aragón nació en el palacio de Sada de esta localidad el 10 de marzo de 1452. Ahí está emplazado un Centro de Interpretación acerca de la vida y época del monarca. Más información:
Merece la pena una visita a Sos del Rey Católico. Tanto la propia villa como su entorno atesoran un magnífico patrimonio histórico, artístico y natural. Programa una agenda de una posible excursión a Sos del Rey Católico: puntos de mayor interés, paradas o pequeños desvíos que merece la pena hacer en el itinerario desde tu lugar de residencia, etc.
¿Un rey “muy aragonés”, o no tanto?
Durante su intensa vida, Fernando fue, por este orden, rey de Sicilia, Castilla, Aragón, Cerdeña, Nápoles y Navarra. Con él, la Corona de Aragón (contenedor de varios estados, entre ellos el reino de Aragón) desempeñó un importante papel en la política internacional del momento. Este rey es considerado uno de los artífices de la construcción de España y de Europa, fundamental en el paso de la Edad Media a la Modernidad. En todo este entramado, queda muy difuminada su condición de aragonés.
Nieto del Trastámara elegido rey en Caspe (en homenaje al cual fue bautizado Fernando), siete de sus ocho abuelos eran castellanos y nació en Aragón por los pelos: su madre se encontraba en Navarra, acompañando a su marido en la guerra que el rey aragonés mantenía con su primogénito Carlos de Viana. Consciente de la importancia de que su hijo naciese en territorio aragonés para reforzar su posición, la reina Juana alcanzó a alumbrar en el caserón de los Sada en la localidad fronteriza de Sos. De sus 37 años como soberano de Aragón, Fernando apenas residió tres en el reino. Los asuntos castellanos, granadinos e italianos le tuvieron mucho más pendiente que los avatares del pequeño Estado dentro de cuyas fronteras había nacido.
Debemos ponernos en contexto. Fernando el Católico era aragonés, sin duda, pero su política, estrategias e intereses llevaban otros derroteros. La lógica que sustentaba las acciones de los poderosos durante la Edad Media y Moderna no era “patriótica” ni tenía nada que ver con un sentimiento “nacional”. Los estados que gobernaban los Reyes Católicos eran “posesiones” familiares, patrimonio resultado de herencias o conquistas, en cuya gestión debían competir con señores de cada lugar. Más allá de que pudieran favorecer políticas que mejorasen la calidad de vida de sus súbditos, los reyes no eran servidores públicos sino propietarios. Fernando tenía a Aragón como una más de sus posesiones (¿la más preciada?, tal vez), que se preocupó por tener bajo control.
¿Qué mecanismos empleó Fernando para mantener ese control sobre el reino de Aragón? En la biografía se dice algo al respecto, pero puedes buscar en otras fuentes más información acerca del Consejo Supremo de Aragón, o de las ocasiones en las que se celebraron Cortes de Aragón durante el reinado de Fernando II.
Una boda con trampa y aventura
El de Isabel y Fernando fue un matrimonio de conveniencia política, aunque también hubo mucho de compenetración personal (hay quien le llamará “amor”). Ambos se apellidaban Trastámara y eran primos segundos. Para que su matrimonio fuese reconocido, necesitaban una dispensa papal que el papa Paulo III se negó a otorgar. La solución: una bula falsa fabricada por Alfonso Carrillo, el arzobispo de Toledo. Cuando el papa se enteró de la jugada, excomulgó a los falsarios. El matrimonio sería reconocido dos años más tarde por el nuevo papa Sixto IV, asesorado por el valenciano Rodrigo Borgia (el futuro papa Alejandro VI).
La boda se celebró en Valladolid y Fernando asumió un enorme riesgo en el trayecto desde Aragón. Los enemigos de la candidatura de Isabel al trono de Castilla tenían vigilada la muga, dispuestos incluso a acabar con su vida. Él hizo el viaje disfrazado de palafrenero para despistarles.
Busca el significado de estas palabras: bula, muga, palafrenero.
¿Por qué existía oposición al matrimonio entre Isabel y Fernando? ¿Qué intereses había detrás del mismo? ¿A quién perjudicaba? Busca información sobre ello.
Política matrimonial, razón de Estado… y otra mujer postergada: Juana de Aragón
El matrimonio de Isabel y Fernando había sido resultado de una estrategia de Juan II frente a la rival Francia. Y los propios reyes embarcaron a sus hijos en una política matrimonial destinada, entre otras cosas, a aislar al reino de allende los Pirineos. La primogénita Isabel fue casada con el príncipe Alfonso de Portugal y, al quedar viuda, con el hermano de este: el rey Manuel quien, a la muerte (en Zaragoza) de Isabel, se casó con otra hija de los católicos, María. Juan estaba llamado a reinar y se le casó con Margarita de Austria, hija del emperador Maximiliano, cuyo hijo Felipe se casaría con Juana, la tercera. Pero Juan murió antes de cumplir los veinte años y el peso de la sucesión recaería sobre Juana y Felipe. A Inglaterra fue enviada la menor Catalina quien, tras fallecer su marido, el príncipe Arturo, fue casada con su cuñado Enrique VIII, sería madre de María Tudor y se vería envuelta en la ruptura del rey inglés con la Iglesia de Roma. ¿Parece un culebrón? Aquí tienes un esquema que ayuda a entenderlo un poco mejor.
En este mapa puedes comprobar el alcance de esa estrategia. ¿En qué lugar crees que quedaba la voluntad de los hijos en todo esto? Puede ser un buen elemento de debate.
Busca un mapa que refleje la herencia de Carlos, nieto de los Reyes Católicos y del emperador de Alemania. ¿Qué consecuencias tuvo todo ello en los siglos siguientes?
La única mujer que, además de Petronila, fue reina de Aragón con todas las de la ley, fue Juana, la segunda hija de Isabel y Fernando, heredera tras la muerte de sus hermanos, Isabel y Juan, y reina nominal de Aragón desde la muerte de su padre en 1516. Ha pasado a la historia como “loca”, cuando su realidad fue la de una mujer culta, sensible y víctima de las intrigas y manejos de su padre, de su marido y, más tarde, de su propio hijo. Inhabilitada por su padre en 1507, tras enviudar de Felipe de Borgoña (intrigante que ha pasado a la posteridad como “el Hermoso”), estuvo confinada durante casi 50 años en un palacio de Tordesillas hasta su muerte en 1555. Quizá pudiera tener rasgos de un carácter inestable y muy enérgico, pero se exageraron deliberadamente para apartarla de las pugnas por los tronos de Castilla y Aragón. Su conducta extravagante, si la hubo, pudo ser también una estrategia para afianzarse en un mundo de hombres (en el cual, por cierto, el carácter fuerte y enérgico se considera una virtud).
Las representaciones del poder
Tres lugares muy concretos de la ciudad de Zaragoza nos ofrecen imágenes muy claras de la autoridad de Fernando II de Aragón. Por supuesto, los tres son visitables, y te invitamos a ello.
[1] El palacio de la Aljafería es, como sabemos, una de las joyas de la arquitectura musulmana en la Península Ibérica. Pero en su interior hay dependencias que obedecen a ampliaciones como la ordenada por Isabel y Fernando. El Salón del Trono es el máximo exponente. Ahí puede verse el escudo de armas del rey, cuyos cuarteles representan a Aragón, Sicilia, León y Castilla, coronado por la cimera del dragón, que representa la dignidad real.
En la entrada de Fernando II en Wikipedia puedes ver la evolución de su escudo de armas, a medida que se iban incorporando diferentes territorios. Enuméralos y sitúalos en un mapa.
También hay otros emblemas: el yugo y las flechas, que representan las iniciales Y (por Ysabel en su transcripción original) y F (por Fernando), aludiendo además a valores como la fuerza de la unión, la resistencia y lo irrompible. También apreciamos unas cuerdas sueltas, cortadas, en alusión al “nudo gordiano”.
Indaga sobre el origen y significado del nudo gordiano y con qué importante personaje de la Antigüedad se relaciona.
La leyenda del nudo gordiano, trasladada a la época de los Reyes Católicos, ensalza la determinación, la eficacia, la resolución de problemas sin atajos ni contemplaciones. Las palabras “Tanto monta” (“lo mismo da [cortar que desatar]”) resumen ese espíritu, que tampoco es ajeno a la negociación siempre que se tenga claro el objetivo.
Un ejemplo de decisión expeditiva con ese poso “justiciero” lo constituye la sentencia de Guadalupe, mediante la que el rey neutralizó las revueltas campesinas de los remensas en Cataluña contra los señores, suprimiendo los malos usos y ejecutando a unos cuantos díscolos.
Busca información sobre el pensador y diplomático Nicolás Maquiavelo (Florencia, 1469-1527). ¿Cuál es su principal obra? ¿Por qué crees que considera a Fernando como un modelo, por qué le alaba? Es curioso, también, llamar la atención sobre la connotación negativa que tiene hoy día el término “maquiavélico”.
Maquiavelo compartía con Fernando la mala relación con Francia, y consideraba que el rey de Aragón era el modelo de gobernante que necesitaba una Italia dividida y enfrentada. Por ello, le elogió, y es posible entender que desde ahí le considerase como modelo de príncipe renacentista.
“El fin justifica los medios” podría ser el mensaje que lleva al extremo ese carácter pragmático y utilitario en el ejercicio del poder. Fernando dio muestras de ello a lo largo de su vida. Con Isabel de Castilla en sociedad inquebrantable (pese a diferencias puntuales), representa el autoritarismo como expresión de modernidad (que otros gobernantes europeos también asumirían), superando el feudalismo medieval. Los intentos “centralistas” seguirán un recorrido que tendrá su máxima expresión en el absolutismo del siglo XVIII.
Con el tiempo, al “tanto monta” se unió el “monta tanto”, formando un verso al que se sumaba, en pareado, “Isabel como Fernando”. Esa frase es muy posterior a la época de los Reyes Católicos, e hizo fortuna, más que por ensalzar la paridad entre sexos (cosa que por sí sola hoy sería de alabar), por situar en pie de igualdad a ambos estadistas. En realidad, no mandaban lo mismo, ya que, mientras que Fernando sí era rey de Castilla, Isabel nunca lo fue de Aragón. No obstante, ese discurso “igualitario” buscaba ensalzar la unión dinástica como una unión “nacional” española, como si hubiera formado parte de un plan preestablecido, con una finalidad superior. Algo que realmente nunca fue: pese a todo, ese mensaje se extendió en el siglo XIX y tuvo su utilización desmedida durante la dictadura de Franco (1936-1975), en la que política y religión ejercían de forma combinada un gran control social.
[2] La estatua de Fernando el Católico en la Plaza de San Francisco de Zaragoza no está donde está por casualidad.
La estatua se sitúa en la zona de inicio de la expansión de Zaragoza hacia el Suroeste. El enorme crecimiento de Zaragoza durante la década de 1960 fue encauzado, en parte, mediante la disposición de nuevos ensanches, amplias vías en el extrarradio, como la que, enlazando con los barrios de Universidad, Romareda y Casablanca, comunicaba el centro urbano con la salida hacia Teruel. Esas avenidas fueron (y son) Fernando el Católico e Isabel la Católica (unidas en la plaza del Emperador Carlos), que además desembocan en un cinturón que rodea la ciudad por su zona occidental: la Vía de la Hispanidad. Son denominaciones muy significativas por las connotaciones de todo ese conjunto en el imaginario nacionalista español. Es un ejemplo de uso de la Historia como legitimación de poder, la proyección del pasado para justificar el presente y su utilización en el espacio público.
“Zaragoza a su gran rey”, reza la inscripción al pie de ese monumento. Se refiere a la ciudad de Zaragoza, pero también podría ser extensivo a la provincia. Fernando había nacido dentro de los límites de la misma (aunque la provincia como tal existe desde el siglo XIX), y no es casualidad que dé nombre a la principal institución cultural provincial. Busca información sobre la Institución Fernando el Católico: cuándo inicia su actividad, qué líneas de trabajo ha desarrollado y mantiene, centros comarcales a los que acoge, etcétera.
[3] La iglesia de Santa Engracia. Su bellísima portada plateresca (obra de los Gil Morlanes, padre e hijo) cuenta con algo muy poco habitual: la representación en la misma de personas ajenas al santoral y al mundo bíblico. Personas “contemporáneas” que financiaron la obra y quisieron que quedase bien claro: Isabel y Fernando. Es un buen ejemplo de instrumento de propaganda política de la monarquía.
Hablando de mecenazgos relacionados con el rey Fernando, es obligado nombrar a Don Alonso de Aragón. Hijo de Fernando y la noble catalana Aldonza Ruiz de Ivorra, Alonso (o Alfonso) fue nombrado arzobispo de Zaragoza en 1480, con diez años, en lo que era una evidente maniobra de su padre para controlar el reino. De hecho, sus acciones están más vinculadas con la política y la milicia que con la religión. Destacaron sus actividades como mecenas: una gran reforma de la Seo de Zaragoza lleva su sello.
El primer censo
Entre las pocas ocasiones en las que el rey Fernando convocó Cortes, las de Tarazona en 1495 tienen especial significación: en ellas se ordenó el primer fogaje, o recuento de los fuegos, hogares del reino de Aragón (había habido uno a principios de siglo, ordenado por las Cortes de Maella, pero era parcial). La finalidad era fiscal: tener controlada a la población para que nadie se escapara de sus obligaciones con la Hacienda (en concreto al pago de las sisas).
Busca información sobre las sisas: ¿a qué productos y actividades afectaba ese impuesto?
Según ese censo, el reino de Aragón tenía 51.450 fuegos, lo que, a una media de 4,5 habitantes por hogar arroja en torno a 230.000 habitantes. La ciudad de Zaragoza debía de tener unos 18.000 habitantes, seguida de Calatayud (4.500).
Observa la comparación de aquel primer censo con los datos actuales
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1495 |
2021 |
Aragón |
230.000 |
1.329.391 |
Zaragoza |
18.000 |
701.102 |
Porcentaje de Zaragoza respecto al total de Aragón |
7,83 % |
52,74 % |
Las cifras de 2021 proceden del Instituto Aragonés de Estadística (Aragón) y del Padrón Municipal (Zaragoza)
¿Qué te sugieren estas cifras? ¿En cuánto se ha multiplicado la población aragonesa? ¿En cuánto lo ha hecho la población de la ciudad de Zaragoza? Prueba a hacer la misma operación con “Aragón sin la ciudad de Zaragoza”. En tantos siglos han pasado muchas cosas: la industrialización, las emigraciones, la concentración de las actividades económicas, la pérdida de peso de las áreas rurales… Busca datos que den idea de esa evolución en épocas intermedias. ¿Se mantienen más o menos los porcentajes? ¿Se aceleran los desequilibrios en algún momento concreto? Reflexionad en clase sobre esos fenómenos.
Una última impresión
A finales del siglo XV, en los años de reinado de Fernando II, la invención de la imprenta en Alemania supuso una revolución cultural de primer orden. El flujo más rápido en la transmisión de conocimientos e intercambio de ideas llevó aparejados otros muchos cambios sociales y en las mentalidades. En ese proceso, Aragón tuvo una importante presencia.
Es una buena forma, a través de la belleza y la cultura, de despedirnos de esta época, marcada por la peripecia vital del aragonés que de forma más consciente y decisiva ha dirigido, en la Historia, las riendas del poder.
Fernando el Católico
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